DIEZ

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                                                                                                    CHANGKYUN

Si algo había aprendido de disfrutar de mi vida aquí en Seúl eran las extrañas y largas conversaciones que tenía con Wonho, si algo había extrañado en esas platicas era que con quién las tenía no era Kihyun. El encuentro pasional de hace un par de días que le dieron inicio a más susurraban en mi ser, la búsqueda de jugar con el destino para alejarme de ahí. Pero mi corazón sangrante y tonto se abarrotaba de sus suspiros pasionales sin poder sacarme de la cabeza aquella imagen dónde la misma corbata de color guinda que había sido testigo del primer encuentro sexual que tuvimos Wonho y yo resaltaba en la oficina del señor Kim, quien era el director de hacer revisiones de las nuevas fórmulas para alimentos.

El volante en mis manos se siente de goma lo aprieto con más fuerza y trago el incendio que se inicia en mi boca.

- Soy un inútil - rio sin ganas y cierro los ojos un segundo.

Las calles a mí alrededor se vuelven familiares y me detengo justo enfrente del edificio donde Wonho vive. Bajo sin pensarlo y presiono los botones para subir hasta su departamento. Toco una y otra vez mientras me pierdo en la puerta metálica negra frente a mí. Mis pensamientos están guiados por verlo, por preguntar que fue su motivación para traicionarme, ¿había hecho algo mal?, ¿mi familia le había hecho algún mal?

¿Por qué siempre me aliaba con los jodidos como yo?

Mantuve una charla con mi abogado y le envié las imágenes al igual que el texto, había comprado un nuevo teléfono y desaparecido del ojo público. El edificio Im estaba lleno de vandalismo y ahí mismo seguían las personas en busca de criticar y desmeritar el trabajo que yo había hecho estos últimos meses levantando la empresa.

Nadie responde, pero yo no me doy por vencido, tendría que escuchar su versión.

- Wonho- llamo suave. - ¿estás ahí?- vuelvo a llamar pero nada.

Si tan solo supiera el código.

Bufo ahora frotando mis manos a los costados nerviosos.

Había perdido, es lo único que pienso.

Mis ojos vuelven apagarse y todo a mí alrededor se oscurece. Alguien me sostiene con fuerza de las muñecas y me empuja hacia la puerta para que no escapara golpeando en el proceso mi cabeza, gimo de dolor.

-¿Qué haces aquí, Changkyun?- Inhaló con fuerza y dejo caer más cabeza en la puerta produciendo un estruendo.

-Deprímete en otro lado- El cuerpo fuerte de Hoseok me empuja para teclear un código y abrir la puerta.

-¿No vas a pasar?- Alzo mis ojos para verlo, la desesperación y el vacío en ellos apagan la llama insistente de ira.

-No sé para qué viene- Aclaro mi garganta. El Suspira con fuerza deja las bolsas que traía en sus manos en el piso y envuelve la mía.

El asco está en ese toque, la tortura de no poder enfrentarlo consume las palabras perdidas que reclamaban un motivo. Quise maldecir todo lo que veía a mí alrededor, mi cabeza punzaba en misión y toda mi cabeza.

-Parece que desfallecerás- Me jala hasta dejarme caer con delicadeza en un sillón y me dedico a fijar mi mirada en cada uno de sus movimientos. Coloqué mis manos en la parte inferior de mi cuello para poder aliviar un poco el dolor. Sentía como mi cabeza daría un estalló fugaz en cualquier momento. Me relamí los labios sintiendo resecos los mismos.

-Ten- me extendió un vaso con un poco de alcohol y lo vi beber de un trago del que tenía en su otra mano.

- Gracias- Juego con él en mis manos un rato hasta que finalmente lo empino en mis labios. No siento ardor por su amargo sabor, no sabe a nada. Se sentía como la misma nada de mí alrededor.

LOVE  -  CHANGKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora