No te quiero olvidar

5- No es una buena idea

Recostada encima de las suaves colchas de la cama, mi cabeza se apoyaba en una de las almohadas.
Mis manos estaban alzadas cogiendo el celular, con las expectativas altas de recibir algún mensaje suyo. Si que fue una sorpresa que al poco tiempo el tono llamada haga que casi caiga el celular en mi cara.

Parecía una adolescente indecisa ¿Cómo debía responderle?¿Le contesto rápido? ¿Me hago la dormida? Tantas preguntas y mi dedo reaccionó involuntariamente. Contesté y fue él quien hablo primero.

- Lia, no podía evitar llamarte. Simplemente fue - su voz suave fue interrumpida por mi.

- El hombre frío y calculador ha dejado la conversación - el tono de mi voz era sarcástico y a la vez burlón - sabes que hacer una llamada no es la mejor idea cuando sabes que vivo con Jacob.

- ¿Él está en estos momentos contigo?

- La respuesta es obvia y te la responderé con una pregunta ¿Crees que hubiera contestado tu llamada si él estuviera aquí?

- Si, he hecho una pregunta muy tonta

- Ahora si, dime cuál es tu excusa para llamar

- Lo iba a decir, pero cierta personita me interrumpió- su tono de voz era burlón, parece que trataba de mostrar otra de sus facetas.

- ¿Me lo dirás?

- Si, por algún motivo solo quería escuchar tu voz. Antes me conformaba con tus mensajes, pero ahora quiero más que eso.

- ...

Me resulta difícil creer esas palabras y a vez, le creo. La contradicción domina mis pensamientos, toda mi mente circula alrededor de él. Siento mi sangre subir desde las puntas de las manos de los dedos hasta las puntas de los pies. Lo único que se puede escuchar por mi parte son leves sonidos de mi respiración.

- Lia, ansió verte otra vez...

Otra vez mi pecho siente esos leves pinchazos, lo llaman amor ¿No?

- No ... Creo que sea una buena idea... Pero, lo haré... ¿Dónde nos vemos?

- Estoy afuera...

- ¿Estás hablando enserio?

Colgué la llamada, me di cuenta que no había dejado llave así que decidí solo cerrar la puerta y cuando aparezca Jacob me pueda abrir, posiblemente sea el día de las pésimas ideas. Justo para salir a uno de los lugares en el que no hay rastro de personas otra vez su mano sujetó la mía.

Podía sentir los callos, debe ser doloroso pasar toda una vida detrás del ordenador... que este sea tu salvación y perdición...

Parecemos adolescentes, yo solo tuve una experiencia romántica la cual no me fue tan bien debido a un triángulo amoroso. Por su parte no sé que tan experto sea en ello, tampoco es que aparente ser un hombre que se tenga relaciones más allá que las amicales.

Podía ver en su rostro, las ganas de acercarse más a mi, pero algo lo detenía. No sé porque mi reprimida atracción, mi promesa de no continuar me estaba destruyendo. Miraba al suelo, si lo miraba posiblemente esos deseos de que no quererlo solo se conviertan en falacias, lo son, son mentiras que son forzadas a que se vuelvan realidad.

- Quiero tocarte, pero no quiero invadir tu espacio. Resultó ser alguien muy egoísta cuando se trata de tí. Hay veces que desconozco al hacker frío que solía ser - su mano estaba a punto de tocar mis melenas, vió que no retrocedía por lo cual no logró reprimirse y las acarició.

Primero leves caricias y sin experiencia, como si fuese un pequeño cachorro acariciado por su amo. Luego agarró las puntas de mis pelos, suavemente tomando un ritmo diferente. Sus dedos no dañan mis rebeldes pelos lacios. El sentimiento experimentado provocaba un temblor entre mis piernas.