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Solo miraba de fondo, sentado bajo la sombra de uno de los árboles cercanos podía observar como Rubén y Vegetta discutían en broma para después reír por las mismas.

Quackity había venido hasta aquí con Rubius para poder hablar con Vegetta, el mayor le quería dar un regalo al de ojos morados pero apenas pisaron suelo de Vegetta se sintió desplazado.

Apenas llegaron pudo ver cómo Rubius iba tras de Vegetta, buscando su atención y el otro solo reía con los comentarios del ahora rubio, sin prestarle atención en absoluto aun cuando intento hablar con los dos.

Podía sentir en su pecho el sentimiento de familiaridad con la escena, sus ojos picaban como si las lágrimas amenazaran en salir por una razón que desconocía, como si esto ya hubiera pasado.

El menor jugaba con los anillos en su mano, desde que despertó en este lugar los tiene y siente una gran necesidad de traerlos siempre cerca, un par de veces casi los pierde y la desesperación que sintió no era nada agradable.

En los anillos podían verse pequeñas marcas, una tenía la forma de una pequeña flama mientras que el otro era un tipo de espiral. Uno de los anillos le hacía sonreír cada que lo miraba.

Mientras que el otro lo hacía enojar.

Va a suceder de nuevo ¿Verdad?

—porfavor no ahora...—Quackity abrazo sus rodillas, poniendo su cabeza entre estas.

Fue más rápido está vez

—cállate, solo cállate...— susurraba, su voz se quebraba Cada que pedía silencio.

Siempre es así, el pequeño patito olvidado en una esquina.

Las lágrimas habían comenzado a caer, pequeños sollozos se escuchaban mientras sentía como su máscara se mojaba, su cicatriz dolía y el aire comenzaba a faltar.

La voz en su cabeza siempre decía lo mismo, como iba a quedarse solo y que estaba mejor así, siempre tratando de ponerlo contra todos.

—Deja de mentirme...— Quackity miró a su costado, podía ver una sombra a un lado de él, podía verse a sí mismo en esa sombra pero se veía más.... Devastado.

Mentirte? No, te estoy salvando.

—tu salvación duele— se recargo de nuevo en el árbol, no sabe en qué momento los otros dos chicos se habían ido, lo había dejado.

Es un pequeño precio para evitar algo mayor.

Estaba por anochecer, tenía que volver a casa rápido antes de que algo lo atacará. Se levantó y se dispuso a caminar a su casa, se quitó por un momento su máscara para poder limpiarse la cara con la manga de su suéter, estaba cansado solo quería llegar a su casa a dormir.

Estaba distraído colocándose la mascara que chocó con algo sin darse cuenta, levantó la mirada para encontrarse con un par de ojos color amatista.

—Aqui estás hijo mío!— Vegetta tomo a Quackity de los hombros mientras hablaba— pensé que ibas tras nosotros y el otro tontito no se dio cuenta, así que vine a buscarte.

No le creas, están jugando contigo.

—oh! Vegetta! Hola... Si yo ya iba a casa— Quackity se separó mientras miraba hacia otro lado— Luzu quiere que le ayude en algo y bueno, ahí voy.

El menor reía nervioso mientras jugaba con sus manos atrás de el, Vegetta solo le miraba algo preocupado.

—esta bien, te vemos mañana entonces.

Vegetta solo miró al chico irse, podía verlo discutir consigo mismo mientras caminaba y el como se abrazaba a si mismo hasta que lo perdió de vista,  rubius ya le había contado sobre esto y el como quackity llega a reaccionar a ciertas cosas.

El mayor abrió su chat, mandándole mensaje directo a luzu con el que estaba hablando hace unos minutos

no dejes a Quackity solo.

Y sin más se fue en busca de su oso.

✧⁠*⁠。QuackBowl.⁠。⁠*⁠♡ [One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora