Meta: Que despidan al maestro gruñón

『Capítulo ³』

JiMin estaba más serio de lo normal. En la clase sólo tuvo la mirada perdida en algún lado, mientras se dejaba llevar por sus ideas de posible cortejo al profesor amargado, aunque ninguna llegase a convencerle.

El camino a casa fue silencioso. Ingresó a su hogar y fue a dejar sus cosas para luego bajar a comer. Estuvo muy serio a la hora de la comida, sólo respondía a lo que le preguntaran, sus padres al notar su actitud se preocuparon, el pequeño estaba raro.

— JiMinie, ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? — preguntó la madre del menor algo angustiada.

— Mami, ¿Puedo preguntar algo? — el menor la volteó a ver.

— Claro cielo, dime, ¿Qué pasó? — dijo la mujer posicionándose al lado de su hijo. Se puso en cuclillas para quedar frente a frente.

— ¿Cómo puedo enamorar a alguien? — preguntó con expresión seria. La madre estaba sorprendida, no se espera tal pregunta. Su MiMi todavía era un niño, aunque sabría que algún día pasaría por más pequeño que sea.

— Verás Jiminie, todas las personas son diferentes, por eso no a todos les gustará lo mismo — habló con un suspiro la mujer.

El pequeño sólo hizo un puchero.

— Eso no quiere decir que no haya pequeñas "ventajas" para lograrlo — sonrió levemente la mujer.

Al pequeño se le quitó el puchero y sonrió. — ¿Cuáles son mamá? —.

— Puedes darle flores o dulces, decirle cosas bonitas, tratarla bien — contestó la mujer.

— Gracias Mami, me ayudaste mucho — dijo feliz el de menor estatura. Se levantó del sofá y corrió a su habitación, déjando a una mujer algo alegre y confundida.

🏫

JiMin ingresaba a la escuela y para su suerte nadie estaba presente en el salón, sólo un somnoliento y pálido profesor, este tenía una taza de café en su escritorio, daba sorbos cada cuanto tiempo, mientras revisaba los trabajos de la clase pasada.

El pequeño Park, nervioso y con las miradas de sus amigos erizándole los pelos de la nuca, se acercó a aquel individuo con las manos detrás de la espalda.

— Hola, JiMin — saludó el profesor con una voz ronca, era evidente que no había hablado hasta ahora.

— Hola, Profesor Min — dijo nervioso.

El profesor lo notó, por lo que dejó su trabajo de lado y prestó atención al menor.

— ¿Qué sucede, JiMin? — preguntó con una voz menos ronca.

— Este... — el pequeño no sabía que hacer, había planeado bien todo, pero ejecutarlo era la parte difícil. — Quería darle algo — sonrió.

El maestro se asombró un poco, es la primera vez que un alumno le regala algo.

— Mm~ — soltó para que el menor siguiera.

Sin dudarlo otro segundo el pequeño, sacó de su espalda un pequeño ramo hecho con margaritas y dientes de león, amarrado con un pequeño listón azul, este se encontraba en las pequeñas y regordetas manos del niño, en sus manos se veía algo grande, pero cuando el mayor lo tomó era más pequeño.

— Gracias, JiMin — el profesor le dió una pequeña sonrisa y una caricia en su cabecita.

El de mejillas regordetas estaba feliz y asombrado, nunca había visto sonreír a su mayor; por lo que, pensó que había logrado su meta.

— Maestro... — soltó bajito el menor.

— ¿Si? ¿Qué pasa JiMin? — preguntó el mayor dejando el "ramo" en su escritorio.

— ¿Ya está enamorado de mi? — preguntó confundido.

El mayor estaba entre la parte de darle ternura y darle miedo, un niño, tratando de conquistar a un mayor, seguramente era una broma, los niños hacen cada cosa; por lo que, decidió sentir ternura.

— No JiMin, no estoy enamorado de ti — dijo con una expresión neutral.

El menor se entristeció.
— ¿Por qué? — preguntó.

— Eres demasiado pequeño, JiMin — tocó su cabecita para hacerlo sentir mejor.

El menor sólo hizo un puchero, instantáneamente los demás alumnos empezaron a aparecer: por lo que, el mayor le dedico una última sonrisa de labios juntos y nuevamente se dedicó a su trabajo. El pelinegro al ya no ser el punto de atención del mayor se fué con los demás de su grupo, para contarles lo hablado.

Gracias por leer <3
[19/Jul/22]