𝟎𝟎𝟒. la vuelta a casa

333 16 0
                                    

𝟎𝟎𝟒

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝟎𝟎𝟒. la vuelta a casa
─────────────

Leah

—¿Seguro que es aquí Pope?— preguntó JJ en cuanto llegamos a la dirección que nos decía la carta.

—Diría que si— contestó.

—Pues al lío— dijo JJ mientras abría las puertas de la camioneta. —Se nota que tienen pasta— añadió cuando tuvimos la casa en frente nuestra.

—¿Crees que me he pasado?— nos preguntó Pope en cuanto pegó dos golpes o incluso tres a la puerta.

—Ha resonado en toda la casa, así que oírlo, lo han oído— comenté con una pequeña sonrisa, haciéndole saber que lo ha hecho bien.

—No habrá nadie— dijo Kie y Pope volvió a tocar la puerta pero esta vez un hombre de estatura alta y bastante corpulento la abrió.

—Tú debes de ser Pope— dijo, firme.

—¿Eres el señor Limbrey?— preguntó Pope.

—No, la señora Limbrey te esperaba ayer— definió.

—Lo siento, se me estropeó el coche— se excusó Pope.

—Nos dejó tirados en el quinto pino— se introdujo en la conversación JJ.

—Pues no le hizo ninguna gracia que la dejaras plantada— habló, estaba bastante serio, y no tenía muchas ganas de hablar.

—La habríamos llamado pero la invitación venía sin teléfono— insinuó Kie.

—Agh, ¿podemos pasar o vamos a contarnos más cosas como las viejitas de los bancos?— pensé y creo que muy alto.

—Bueno...— el chico hizo una pausa mientras me observaba. —Las instrucciones eran claras, no podía venir nadie más salvo Pope, así que tendrán que esperar fuera.

—Estaré bien— dijo Pope antes de que nosotros dijéramos lo contrario. Asentimos y vimos como se marchaba adentro de la casa con aquel hombre.

Cuando la puerta se cerró estuvimos un buen rato esperando en el coche intentando matar el tiempo. Ya había perdido la cuenta de los minutos e incluso horas que habían pasado.

—¿Va por voluntad propia?— preguntó Kie en cuanto vimos salir a Pope con la señora Limbrey y el hombre.

Se dirigían a los jardines interiores de la casa, Pope nos dio una mirada antes de volver a colocarla al frente.

—No tiene pinta— respondió JJ. Yo abrí la puerta del coche pero el rubio me tomó del hombro para que no siguiera con la acción. —Van al callejón, es mejor que demos la vuelta y así los vemos en el otro lado— dijo, centrándose en mí, dudé unos segundos pero acabé asintiendo. Arrancamos la camioneta y dejamos que JJ condujera. —¿Lo veis?— preguntó.

𝗕𝗔𝗗 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥²✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora