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𝟎𝟎𝟕. la hoguera ─────────────
Leah
Llegué a casa de Sarah para ver como estaba después de todo y en cuanto me abrieron la verja de la entrada Rafe salió por esta. Me di media vuelta e intenté salir de ahí.
—¡Leah, Leah!— gritó agarrándome del hombro.
—¡No vuelvas a tocarme ni una puta vez más!— le di un empujón.
—No podemos ignorarnos para siempre— declaró.
—Eres la última persona con la que quiero hablar ahora mismo y lo digo en serio Rafe— dije, muy segura.
—Sé que me odias— empezó la conversación.
—Me obligaste a estar contigo, a que te besara, hiciste que mi hermano cargara con algo que tú hiciste y ya estoy harta de intentar ayudarte— enumeré todas las cosas por las que había perdido total interés en él.
—Ya lo sé, ya lo sé— dijo mientras se pasaba las manos por el pelo. —Es que...— trató de hablar y se dio cuenta de cómo empezaba a alejarme de él. —¡No, Leah! ¡No te vayas, por favor!— me gritó.
—¿Adónde quieres llegar Rafe?— insinué, cansada.
—Ya sé lo que hice... ¿sí? Pero... tienes que entender que...— hizo una pausa, fijo sus ojos en los míos. —creo que estoy enamorado de ti— definió. Yo solté una risa.
—Rafe lo que tú y yo tuvimos es pasado, ahora solo me utilizas para sentirte mejor y ya estoy harta de eso, ¡no quiero estar más contigo! Lo has jodido todo, me has jodido— espeté.
—No es... no es mi intención, ¡joder!— dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza. —Lo siento, Leah lo siento de verdad, no sé qué me pasa, yo... estoy mal.
—Creo que ya solo lo dices para mantenerme a tu lado...— murmuré, sintiendo muchísima pena. El siempre va a ser mi inicio, el primero, y justo porque se como era me da tanta pena dejarle solo, pero tenía mis límites.
—Te prometo que haré lo que esté en mi mano para cambiar, quiero estar contigo Leah— decretó, parecía muy seguro.
—Lo siento Rafe, pero yo no, tú y yo terminamos hace tiempo— definí, me di la vuelta y vi a JJ llegar con su moto.
—Nunca me mirarás de la manera en la que le miras a él ¿verdad?— insinuó cuando volví a mirarle a él.
—Rafe no voy a hablar de esto contigo.
—¿Qué diferencia hay? ¿Te trata mejor? ¿Te besa mejor o te toca mejor?— cuestionó, bastante intrigado.
El tema con JJ es que nunca le ha hecho falta tocarme ni besarme para que yo sintiera lo más mínimo por él. JJ me había tocado el alma mucho antes que cualquier parte de mi cuerpo y eso siempre lo iba a hacer diferente a los demás.
