CAP 3: Merengue y glaseado.

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POV: Han 

"Mamá, papá perdón por el retraso pero ya llegue" grite con una sonrisa mientras me quitaba mi chamarra y la ponía en el closet junto a la puerta. El piso arduamente pulido hacía parecer que caminaba en un espejo, haciendo la luz mas brillante en todo el recibidor y la casa olía a orquídeas frescas y lluvia. Como siempre ha sido.

"Creerán que me quede dormido practicando anoche, me desperté hace poco pero es impresionante lo rápido que llegue..." mi madre dice que es una mala costumbre esa de llegar a la casa gritando, que podría esperar a que estuviera cerca de ellos para hablar, me lo dijo cuando tenia 12 años.

"... si consideran que la universidad esta en el centro y le suman el trafico, es impresionante! Pueden llamarme flash si quieren."

La sonrisa se convirtió rápidamente en un rostro decepcionado cuando entre al gran salón, donde una mesa circular con manteles, platos y tazas de porcelana, cubiertos de plata y flores frescas recién cortadas del jardín en el centro, había sido acomodada para 3 personas. Todo estaba impecable, perfectamente calibrado y nadie se había sentado en esa mesa. Nadie había desayunado en esa mesa.

Con pequeños pasitos y una bandeja de plata apareció Anna a mi derecha, traía café caliente y la crema de avellanas que me gusta.

"Acordamos desayunar juntos a las 10:00am" con un tono claramente triste le dije a la mujer de baja estatura y cabello cenizo, preparándome para hacer una pregunta de la cual ya conocía la respuesta.

"Dime Anna, es que yo llegue muy tarde y no quisieron esperarme 3 minutos, o es que simplemente nunca aparecieron?" A pesar de ser casi rutina, la decepción del mes hacia mis padres nunca se vuelve fácil o deja de doler o las lagrimas se vuelven mas fáciles de contener.

Sentía mi nariz roja y me era un poco difícil respirar por el nudo en mi garganta, arrastre delicadamente la silla que tenia mas cerca a mi para no hacer ruido, y Anna se apresuro a servirme café y poner la crema y la tetera junto la taza.

Anna trabaja para mis padres desde antes que yo naciera, aparece en los álbumes de fotos, en todas las navidades esta ella, fue la primera en cargarme cuando era un bebe, después de mis padres, ella siempre esta. Mi abuela murió cuando tenia 5 años, así que ella tomo ese papel y lo ha sabido llevar muy bien.

Tomo mi mano derecha con las suyas, las cuales seguían calientes por el café; unas manos que apesar de mostrar señales de la edad de esa mujer, seguían siendo suaves y delicadas, pero eran hábiles y diestras, eran las manos de una mujer con muchos talentos. Algo tan sencillo como un botón suelto, unas galletas o el cuadro de 4m X 8m que estaba colgado en la sala principal de la casa, Anna podía hacerlo y podía enseñarlo. Ella realmente me hizo el hombre que soy.

"Cariño tus padres se fueron en un viaje de emergencia ayer en la noche, supuse que regresarían a tiempo pero ya me di cuenta que no. ¿No te avisaron que no llegarían?"

Moviendo la cabeza de un lado al otro, sin querer ver los ojos azules de aquella mujer por temor a ponerme a llorar, me dedique a revolver la crema en mi café con una mano mientras que Anna sostenía fuertemente la otra.

"Bueno, que mas da. Hice pancakes, con un merengue de ricotta con limon y glaseado de durazno, tus favoritos."

"Anna no tenias que hacer algo elaborado y especial"

"Tu eres especial cariño. Con todo lo que haces y has logrado, te mereces mas que esto"

La mujer tomo la bandeja y con una calmada prisa se retiro hacia la cocina.

"Anna, vas a desayunar conmigo verdad?" pregunte con una voz elevada para que me escuchara. No hubo respuesta.

Pero 2 minutos después me alegro ver a la mujer nuevamente con la bandeja en sus manos, solo que esta vez había 2 platos con una pila alta y derecha de pancakes en cada uno, podía ver como el merengue estaba firme y esponjoso, coronando aquella torre que olía a amor puro y el glaseado de duraznos escurría por los bordes. Rápidamente, Anna volvió a la cocina y regreso con una tetera diferente y un pequeño cremero; la observe servir delicadamente un liquido color caramelo, el cual solo podía ser su te de manzanilla preferido y ponía un chorrito de crema en la taza.

"Claro que voy a desayunar contigo cariño".


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Tenia las manos apoyadas contra la pared, con la cabeza baja sentía las gotas de agua resbalar por mis mejillas hasta caer finalmente. Estaba respirando profundo, sintiendo todos los músculos de mi espalda expandirse, como mis pulmones se llenaban de aire y mi cabeza se sentía fresca y renovada.

Singularity sonaba en todo el baño pero yo la escuchaba en segundo plano. Al ritmo de la música levante mi cabeza y la hice girar lentamente, sentí como tronaban huesos en mi cuello y el vapor contenido parecía haber relajado mis músculos.

Antes de salir deje que el agua cayera directamente en mi rostro. Siempre me ha relajado el estar bajo el agua y eso era lo mas parecido que tenia.

Después de desayunar y hablar con Anna en el jardín por un buen rato, lo cual siempre me hacia sentir mejor, subí a mi habitación, que seguía justo como la deje cuando me fui. Anna no había dejado que el polvo se acumulara y mi cama olía a sabanas limpias. Pero tenia una atmosfera fría y un poco gris, toda la casa tenia esa atmosfera en realidad; a pesar de que mis padres vivían y pasaban sus días aquí, cada vez que venia parecía un pueblo fantasma donde las personas simplemente desaparecieron un día y ya no regresaron.

Anna era el único detalle cálido y hogareño en esta casa tan gélida.

Salí del baño para encontrar la ropa que llevaba puesta, delicadamente doblada sobre la cama, la levante y seguía tibia con un ligero olor a rosas y ahí supe que Anna había lavado mi ropa aunque le dije que no era necesario. Aun así, era supremamente agradecido.

Me apresure a vestirme haciendo que el olor a rosas se volviera un poco menos sutil, regrese al baño donde había dejado el reloj negro que mi padre muy amablemente me regalo en lugar de aparecer a mi graduación y mis cadenas de plata, sobre todo la que tenia una pequeña barra como pendiente, grabada con mi nombre y mi tipo de sangre, la cual fue un regalo de mi madre cuando cumplí 15 años.

"Nunca te la quites" decía la tarjeta que acompañaba ese regalo, claro que hubiera sido mejor que ella me lo hubiera dicho en persona, mientras me ayudaba a ponérmela. Baje las escaleras y me apresure a buscar a Anna.

"¿Ya te vas querido?"

"Si Anna, tengo que regresar al teatro." le dije a la dama mientras me acercaba a darle un abrazo de despedida. Sus delgados bracitos me abrazaron con fuerza y mi instinto hizo que recargara mi mejilla sobre su cabeza.

"Tus padres llamaron, o bueno su asistente lo hizo. Dijo que regresaran hoy a casa, ¿no quieres esperarlos?"

"¿Dijo a que hora llegarían?" pregunte mirando mi reloj. 4:49pm.

"Desafortunadamente no"

"Realmente no puedo quedarme"

"Esta bien querido"

Me apresure a la puerta, tome mi chaqueta del closet y me la puse. El cuero se sentía demasiado bien, el color rojo seguía luciendo como nuevo, calzaba a la perfección y a pesar de solo tener una playera de algodón debajo, me mantenía caliente. Chris incluso mando ponerle un montón de bolsillitos adentro, para que yo pudiera guardar cuanta basura mi corazón deseara. Todavía no se como pagarle por tan buen regalo.

Esperaba no haber olvidado o perdido los boletos con todo el papeleo de anoche. Rebusque un poco mas profundo en mi mochila, y con casi ningún daño encontré el programa y los boletos del concierto que había pedido para mis padres. Los saque de la mochila con una sensación de eureka y me acerque a la pequeña mesa que tienen en la puerta principal.

A un lado del tazón designado para las llaves planeaba poner los papeles que tenia en la mano, pero ver los boletos de la semana pasada en el mismo lugar donde los deje me detuvo por un segundo.

"Esta noche estarán aquí, estarán en casa. Ademas trajiste el programa, ahí pueden ver que tu eres el solista de esta noche. Se darán cuenta y vendrán"

Sacudiendo cualquier pensamiento negativo de mi cabeza, puse el programa y los boletos sobre los antiguos y una pequeña decoración de cerámica me sirvió como pisapapeles. El baño me había dado una vibra positiva, aunque me sentía con sueño estaba de buen humor. Sali de casa de mis padres, baje las ventanas y puse "voulez-vous" de Mamamia a todo volumen en el carro, molestando a uno que otro vecino. Pero no eran mis vecinos, así que salí de esa encerrada mini ciudad con un buen animo y una increíble canción para manejar.

Back DoorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora