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Krista

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Krista

Definitivamente, quiero renunciar a la mafia. Específicamente, a la N'drangheta y volver a las calles en las que crecí.

Soy una de las mejores criminales del país y Valentino para lo único que quiere usar mis habilidades es en cuidar el trasero de su hermano.

Eso me enfurece porque soy una chica a la que criaron con un entrenamiento cruel que ha dejado cicatrices en lo profundo de mi mente y alma.

Entrar en combate a cada momento, enfrentarme a tipos con el doble de mi peso, es una manera de engañarme a mi misma y hacerme creer que soy mucho más fuerte que todos aquellos que dañaron partes de mi. Que no lograron damnificar mi espíritu.

Me obligo a creerlo.

Al principio estaba bien para mí porque Luca no es para nada como los otros Martinelli, tanto en aspecto como en personalidad. Luca es afable, sencillo e introvertido, aunque puedo percibir en su mirada que no es para nada frágil, nadie más lo percibe, pero yo si. Soy buena leyendo a las personas y Luca definitivamente esconde algo intrigante.

Por otro lado, es fácil mirarlo. Específicamente por su cabellera negra. Estando dentro de esta casa, de pronto, aborrezco el amarillo. Nada en contra de la población rubia, pero me niego a mirar por más de un segundo la tonalidad clara en los Martinelli. Son ellos.

Aún así, cuidar a Luca lo había considerado divertido solo antes de saber que es un maldito ermitaño.

Literalmente, llevo tres días cuidándole el trasero y lo único que hago es estar en la mansión de la familia, procurando no toparme con la madre del Don ni los hermanos. Nada de lo que imagine como ir al cine, bañarnos en la piscina o ir a discotecas.

Luca solo sale de su habitación para desayunar, almorzar y cenar. «Tiene veinte años y no tiene vida social, maldita sea».

Al principio me pregunté si tenía que ir a la universidad o algo así, porque deseaba divagar por la ciudad, pero cuando fui a preguntarle simplemente dijo:

Estoy de vacaciones. —Y me cerró la puerta en el rostro.

«Al menos respondió a mi pregunta».

He querido acercarme al menor de los Martinelli porque la mejor manera de protegerlo, es generar poco a poco una confianza entre ambos. Que tenga confianza en que puede ir a cualquier sitio sin tener que preocuparse de que alguien pueda llegar a él para lastimarlo, porque estaré ahí y me niego a pensar en que no me vea capaz de protegerlo simplemente por ser mujer.

He pensado, también, que encerrarse en su propio mundo se deba a los intentos de asesinato. Debe estar aterrado.

De igual manera, como me ha rechazado en todos los intentos por coexistir, debo ir con todo por el plan E que sé, podré tentarlo. Espero que si.

Nunca fue tal realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora