Swords and roses || Tokyo Revengers

1 | Hacerlo todo

—No volverá a ocurrir —respondo entre dientes con la mirada fija en el suelo del despacho del director—. Ha sido un malentendido.

—Hemos sido muy indulgentes contigo Igarashi. No desperdicies la oportunidad que se te ha dado.

Tengo que aguantar las ganas de rodar los ojos. Desde el momento que pisé por primera vez esta escuela han estado buscando un motivo para expulsarme.

—Entendido —me limito a responder.

—Si ya está todo claro puedes marcharte a casa. —Recojo mi mochila del suelo dispuesta a salir pero la voz del director me detiene—. Es nuestra última advertencia Igarashi. Si vuelvo a verte en este despacho considérate expulsada.

Espero un segundo hasta asegurarme de que no va a decir nada más y salgo por la puerta.

Me molestan muchas cosas.

Desde que me levanto por la mañana hasta que me voy a dormir me encuentro en una lucha constante por no pegarle un puñetazo a nadie.

Así he solucionado siempre las cosas. Así dejo salir todo lo que llevo dentro y me siento mejor.

O al menos lo hacía antes.

Cuando me expulsaron el año pasado, separándome de mis únicos amigos, prometí no volver a causar problemas.

No quería volver a ver la expresión frustrada de mi padre ni quería suponer una carga adicional para él.

Pero tengo un límite y llevo demasiado tiempo conteniéndome.

Cuando las estúpidas chicas de clase han hecho ese comentario sobre mi familia he perdido los nervios.

Ni siquiera pude tocarle un pelo a la morena cuando esta pegó un grito tan alto que alarmó al profesor del pasillo.

¿Por qué yo?

El primer día de escuela ningún profesor tenía la más mínima fe en mi. Un historial desastroso, dos expulsiones, el cabello teñido de rojo y una perforación en la oreja. Básicamente llevaba escrito "delincuente juvenil" en la frente.

Pero me había esforzado. Me esforcé por pasar todas las asignaturas, por ignorar las miradas, por no hablar con nadie para no terminar peleando...

Y hoy de nuevo casi se va todo a la mierda.

Sin darme cuenta he llegado a la entrada de la escuela.

Con un suspiro me pongo frente a mi taquilla y comienzo a cambiarme los zapatos hasta que escucho unas risas femeninas por detrás.

¿Ahora qué?

—Vaya, parece que por fin se han dado cuenta de que no tienes nada que hacer aquí y te han expulsado Igarashi.

Me giro lentamente y veo un grupo de cinco chicas liderado por la morena que me ha provocado antes. Me parece haberla pillado alguna vez mirándome en clase, pero nunca ha tenido los ovarios de acercarse a mí. Hasta ahora por lo menos.

Le dedico la mirada más fría que tengo.

—¿Y tu quién coño eres?

Parece molesta un segundo pero enseguida cambia la expresión por una divertida.

—Se nota que te encanta llamar la atención pero aquí nadie te va a echar de menos. Das mala imagen a la escuela.

—Cariño, la escuela no me necesita para dar mala imagen cuando tiene a gente como tú.

Sin dedicarla más tiempo me giro a la taquilla.

No sé el nombre de esta chica. No sé el nombre de nadie en esta escuela, no me importa.