luces que invaden las ventanas

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Ellos adoraban las vacaciones. Era una de las épocas del año en que se reunían todos y especialmente tenían la presencia de papá para ellos solos; ese año Louis y Harry decidieron que sería una buena idea pasar las vacaciones familiares en la casa de campo que había sido suya desde que se casaron. Cuando el dinero aún era escaso y su privacidad era abundante. Ahora podían disfrutar de todo eso con su familia, la que habían construido juntos.

Llevaban un día allí. Los padres de ambos llegaron a la hora de la comida, dejando a sus hijos revueltos por la presencia de los abuelos; Gen se había encariñado con Jay desde que abrió sus ojitos, quizá porque se parecía mucho a papá y era adorable de la misma manera. Por eso, su pequeña granito se aferró a la abuela en cuanto puso un pie allí, enredando sus regordetes deditos en los largos mechones de su pelo.

Los mayores estaban con Louis y sus abuelos en el lago, desde dentro se oían las fuertes risas y los ruidos del agua en cuanto uno de ellos saltaba del neumático amarrado en el árbol al gran lago. Harry estaba con Ana y su suegra en la cocina, charlando mientras su madre preparaba un delicioso pastel de naranja con almíbar para la merienda de ese día. Gen seguía en el regazo de la abuela, balbuceando a la pequeña televisión que había sobre la nevera; algún tipo de dibujo animado, pero atractivo para los grandes ojos azules.

— Ella está cada vez más grande. — su suegra comentó. — Louis era un pastelito fermentado a esa edad. — se rió con cariño al ser acompañada por Harry.

— ¡Desde que empezó a caminar no ha dejado de crecer! Siempre inteligente mi Gen. — Harry era una mamá orgullosa; siempre que podía, encontraba la manera de elogiar a sus hijos. Ya sea por las grandes o menores conquistas.

— Gen tiene la carita de Louis — dijo Anne — sin embargo el gen de la altura es completamente de Styles. — se rió al ser acompañada por los otros dos. — ¡Harry era un bebé enorme! Tan lindo, sonriendo a todos.

— ¡Los gemelos también! — exclamó el rizado. — Recuerdo que Louis dijo que uno de ellos sonrió el primer día, todavía en el hospital. — se jactó. - Ed estaba más introvertido. Mi primer bebé, ¡tan pequeño cuando nació! Louis lo acunó en la palma de su mano.

Y pasaron la tarde así: Harry hablando con cariño de todos sus bebés y sus progresos, tan buena mamá. Cuando el día cayó todos los que estaban en el lago volvieron a casa, empapados y recibiendo sermones de madres preocupadas. Harry se aseguró de llevar a sus hijos -y a Louis- arriba casi inmediatamente, secando a todos y explicándoles lo malo que era quedarse en el agua hasta tarde, un resfriado estaba a la vuelta de la esquina, ¡maldita sea!

— ¡Cariño, mi sistema inmunológico es el mejor! — exclamó Louis mientras Harry le secaba el pelo con una toalla. — Mi salud es de hierro, deberías saberlo.

Después de las vacaciones, Louis se resfrió.

Los niños estaban todos frente a la cama, mamá les había prohibido acercarse a papá durante los próximos tres días hasta que estuviera mejor. Sin embargo, eran una familia muy unida, ¡tres días sin papá los volvería locos! Así que estaban manteniendo una distancia segura.
Gen estaba en los brazos de Ed, con sus ojitos atentos y casi rogando que se acercara, echando de menos los abrazos de oso que sólo papá le daba.

Los gemelos también estaban allí, contándole a Louis su primer día de colegio después de las vacaciones y mostrándole los dibujos que habían hecho ese día. Harry estaba sentado junto a ellos, mojando pan en el delicioso caldo que había preparado y dándoselo a su amor; deseando poder besar la punta roja de la nariz de Louis cada vez que moqueaba.

— Parece que me vigilan. — dijo Louis. Su voz ronca debido a las circunstancias, estornudando inmediatamente después. Harry le regañó por el tonto comentario.

citrus sunlight galore - larry (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora