Capítulo 32: Sufrir por amor

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Ese día Yoohyeon lo pasó en la cama, bajo sus mantas y enojada consigo misma. Salió un par de veces para ir al baño y luego para buscar alcohol.

— ¿Por qué no me amas Minji?—lloró ebria— Intento darte todo pero solo me alejas. Quiero ser feliz junto a ti. Tal vez soy una estúpida por creer que podría volver a enamorarme y no salir lastimada. ¿Fueron reales tus besos? Déjame creer que lo fueron, no puede ser todo una mentira ¿No? Lo único que sé que fue verdad fue mi amor, di todo por ti e incluso lo daría ahora porque te sigo amando. El hecho de que me mientas no borra mis sentimientos hacia ti.

Comenzó a morder sus dedos y sin querer probaba su amarga sangre. Su pecho subía y bajaba, respiraba desesperada en búsqueda de apoyo; quería que Jiu la consolara y abrazara, quería que con sus frias manos la acariciara y le dijera que nada fue falso. Sufría por su amor pero ella era la única que podía sanarla.

En medio de todo su caos mental salió de la casa y fue a la de su novia. Tocó la puerta innumeradas veces hasta que se abrió.

— ¡Namu! Que sorpre‐

— Debemos terminar nuestra relación.

— ¿De qué hablas?

— Lo que oíste. Yo no puedo seguir intentando si tú no lo haces.

— ¡Yo lo intento!—respondió ofendida.

— Pues no parece.

— No puedo creer que hagas esto. ¿Estás borracha?

— Tal vez, pero ya no quiero estar contigo. Odio todo lo que está pasando.

— ¿Es por lo de Italia? ¿Te piensas que a mi me gusta dejarte sola?

— Si, es como si quisieras que me alejara de ti.

— ¡¿Cuántas veces debo decirte que no estoy lista?!

— No quiero estar lejos de ti.

— Quieres que deje todo por tu empleo. Tienes trabajo, bien por ti, pero no me arrastres contigo.

— Creí que ibamos a estar juntas siempre.

— No, no lo estaremos. No entiendes que no me siento preparada y eso es malo, muy malo. Déjame mantener mi vida aquí y tú haz la tuya en donde quieras.

Antes de que pudiera hablar, la puerta había sido azotada en su cara. Se fue caminando y después de varios minutos comenzó a arrepentirse. Ya no podía volver, tampoco quería regresar a su hogar. Fue así que terminó en casa de Sua, allí les contó todo lo ocurrido a ella y a Siyeon.

— Cálmate.

— ¿Cómo quieres que me calme? Acabo de terminar con el amor de mi vida por una estupidez.

— Ten, bebe un poco.—le ofreció un vaso con agua.

— Debería ir a hablar con Minji.—propuso la castaña menor a su pareja.

— Si, no se debe sentir muy bien.

— Nos vemos amor, avísame si pasa algo.

— Tú también avisa.—le dio un beso de despedida y continuó tranquilizando a su amiga.

Por otro lado, Siyeon condujo hasta la casa de la mayor y le pidió que le abriera.

— No te quiero aquí.

— Vamos Jiu.

— No.

— Déjame cuidarte.—usó un tono suave que siempre funcionaba.

Abrió la puerta y la abrazó. Minji lloraba en los brazos de su amiga. Cuando se separaron, la contraria se dio cuenta de que tenía los ojos rojos y el rostro inchado.

— ¿Qué hice mal?

— Nada.

— Algo hice mal porque solo vino y me terminó. Nunca discutimos tan fuerte, esta vez es serio en verdad. No quiero que me deje.

— Descuida, no lo hará. Y tú tampoco lo harás. Ambas se aman ¿O no?

— Amarla fue lo más hermoso, doloroso, dulce, aterrador, complicado y simple que he hecho. No estamos bien psicológicamente para estar juntas.

— Pero pueden intentarlo.

— Ya es tarde.

— No lo es, nunca es tarde.

— ¿Cómo la recupero?

— Yo no tengo esa respuesta, tú la tienes.

Jiu debía idear algo para volver a ser su novia. Aún no sabía que iba a hacer pero pronto lo descubriría. Debía ser algo puro y que demuestre lo que siente por ella. Las palabras claramente no eran lo suyo pero si los detalles, puesto que recordaba cada mínima cosa de Yoohyeon. Incluso si era una tontería dicha por ella, la seguía recordando. Sabía sus gustos, su número favorito, su signo, su amor por las tormentas eléctricas, su cumpleaños, sus pequeños hábitos, sus problemas, sus imperfecciones completamente perfectas, incluso conocía su tipo de sangre. Habían bastantes cosas que le faltaban por descubrir pero eso sería una aventura para cuando regresen, si es que lo hacían.

Singnie le preparó un té mientras ella estaba con Cherry. Algo que compartía con Yoohyeon era su amor por los perros, eso le encantaba de ella. Quería que su mascota conociera a Pie y que jugaran juntas en el parque.

— Toma, ten cuidado, está caliente.

— Gracias Singsing.

— De nada... Bien, cuéntame, ¿Cómo estaban las cosas con Yoohyeon?

— Había algo raro, nos peleabamos mucho últimamente, simples tonterías. Pero desde que mencionó lo de Italia todo fue de mal en peor.

— ¿Tú no quieres ir con ella?

— Me asusta.

— ¿Qué te asusta?

— Me da miedo que no sea lo correcto. Sé que es mi novia pero me asusta lo que pueda ocurrir.

— ¿Qué piensas que puede ocurrir?

— No lo sé. Tampoco quiero que se olvide de mi.

— No se olvidará de ti.

— No lo hará porque le rompí el corazón. Soy una estúpida.

— Las dos son estúpidas, necesitan comunicación. Admito que mi relación con Bora no fue la mejor pero desde que comenzamos a hablar de nuestros pensamientos, todo cambió.

— Me gustaría poder decirle lo que siento.

— Puedes hacerlo.

— Tal vez solo lo arruine.

— Claro que no, tú eres Kim Minji, la amiga que siempre arregla las cosas. Sé que podrás reparar esto y si no lo haces te arrepentirás el resto de tu vida.

Se abrazaron un largo rato y se quedaron dormidas en la cama de la mayor junto a Cherry. Luego de unas horas despertaron y se despidieron.

Tal vez Siyeon tenía razón, no podía no hacer nada. No dejaría que todo se fuera a la basura. Le gustaría poder volver el tiempo atrás y no cometer los mismos errores pero luego recordaba que de cualquier forma iba a terminar así. Según Jiu todo estaba predestinado, si no peleaban por el viaje lo iban a hacer por alguna otra cosa. Lo último que quería hacer era cambiar de universo para estar con ella pero si debía hacerlo lo haría.

Afterlife |Suayeon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora