Capítulo 11: Mi hombre

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Narra Najwa:

A la mañana siguiente me desperté con los rayos del sol en la cara, y con un agradable olor a café recién hecho invadiendo mis fosas nasales.

Levante mi cabeza, que dolía horrores, de la almohada y analice donde estaba.
No me acordaba de casi nada de la noche anterior, solo de la cena con Alba y algún que otro detalle. ¡Ah! Y por su puesto, del encuentro con Pedro en el baño. Por lo demás de poco me acordaba.

Analice todo a mi alrededor y pude deducir que no estaba en mi casa. ¿Pero en casa de quién estaba?

Volví a apoyar la cabeza en la almohada y pude respirar su olor en la almohada, ese olor peculiar que portaba. Ese olor tan masculino. Ese olor a perfume de Prada.

Estaba en casa de Pedro.

De deducir era que no me fuera a dejar volver sola a casa y en mi estado.

Pues aquí estaba.
Me levante, y me dirigí hacia la ventana de la habitación. Pasé por delante de un espejo y mire mi aspecto, estaba en bragas y en sujetador, y mi cara era más que obvia de resaca.
Me acerqué a una silla donde estaba mi ropa y la de Pedro, y opte por coger su camisa y ponérmela.

Salí de la habitación y me dirigí hacia la cocina.
Sigilosamente me fui acercando a donde el estaba y lo vi haciendo unas tostadas y preparando café.
De ahí ese magnífico olor.

Me acerqué por su espalda con cuidado de que no se diera cuenta de que estaba allí y lo abracé.

– buenos días. - dije cerca de su oído.-

El soltó una de sus risitas características y con voz grave respondió.

– buenos días dormilona.-

Se dio la vuelta y me tomo por la cintura entre sus brazos y luego beso mis labios lentamente.

– ¿tienes hambre? - pregunto después de separarnos del beso, pero aún sin soltarme.-

Yo torné un poco la cabeza hacia un lado y puse cara de asco.

tengo de todo menos ganas de comer. Siento como si tuviera aún ganas de vomitar. - dije separandome de él.-

– aún tienes alcohol en tu organismo, ayer bebiste demasiado... - dijo serio. – tienes que comer algo, si no, no se te va a pasar pequeña. - dijo el acercándose a mi de nuevo, y volviendo a tomarme por la cintura. Dejó un beso en mi mejilla y luego unió nuestros labios de nuevo.-

toma tienes que comer. - dijo cogiendo una taza de café y poniéndola encima de la isleta de la cocina. Luego se dio la vuelta y cogió las tostadas que había estado haciendo y las puso en un plato y luego en la mesa.-

– Gracias... - le dije con una sonrisa.-

– me dio una sonrisa y fue hacia la nevera. – que prefieres, ¿mermelada o mantequilla, o las dos cosas? - rió y saco ambas cosas de la nevera.-

con la mantequilla está bien, gracias.-

Se hizo un leve silencio entre nosotros que rápido rompí.

¿Por qué me trajiste a tu casa en vez de dejarme en la mía?-

– bueno, como comprenderás, no es de muy buena imagen que tu hijo te vea borracha, así que te traje aquí. - se quedó callado un momento, pero justo cuando iba a hablar, él lo volvió a hacer. – por cierto, de tu novio, no te preocupes, Alba le dijo que no estabas en muy buen estado y que te ibas a quedar a dormir en su casa, pero en realidad Alba hoy tenía asuntos que hacer temprano y te trajimos aquí.-

DE UN CASTING AL CIELO (najlonso) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora