Los Álamos se abrió ante ellos detrás de la barra que subió el guarda de seguridad. Este era un hombre con cara de amargado, de unos cincuenta años y con una verruga de tamaño preocupante en la punta de la nariz. Iba vestido con unos descuidados pantalones grises en los que Daniela podía ver alguna que otra mancha y que, francamente, le sentaban fatal. El susodicho se desvivió por saludarles y desearles que su estancia fuese lo más placentera posible, y recomendándoles encarecidamente que se pasasen por el Parque de los Derechos Humanos. Luego miró a Daniela y dijo que el sitio de moda de "los chiquillos como ella" era el Brooklyn's.
Daniela se pegó a la ventana, vencida finalmente por la belleza del sitio que se iba a convertir en su hogar. Aunque le fastidiaba, tenía que reconocer que Toño no lo había hecho del todo mal eligiendo un lugar para vivir. Además, no estaba tan lejos del centro de Madrid y ella siempre había querido visitarlo.
La verdad es que... ¡Era un sitio precioso! Las casas eran más impresionantes a medida que se acercaban al corazón de la urbanización y los suelos estaban empedrados con un material claro y limpio que parecía que nunca iba a envejecer. Algunas casas eran tan grandes que sobresalían por las enormes vallas de piedra, tan gruesas que fácilmente podrían haberse llamado murallas.
Por lo que había ido contando Toño por el camino, Daniela sabía –aunque había tratado de ignorarle— que había más de doce parques diferentes. El central era el más grande: había que emplear media hora para recorrerlo de una punta a otra. También había una buena cantidad de tiendas, especialmente de ropa, además de joyerías y zapaterías, y estaban todas recogidas en un par de pequeños centros comerciales que había en cada salida de la urbanización.
Daniela sacó ligeramente la cabeza por la ventanilla. Estiró el cuello para ver el gran polideportivo que quedó a su derecha cuando Toño torció por una intersección. Se internaron por una zona donde había casas exclusivamente, que se alejaba mínimamente del centro de la urbanización. Le había llamado la atención la gran extensión azul que debía de ser la piscina, rodeada de múltiples sombrillas y hamacas blancas. No estaba especialmente llena, para la sorpresa de Daniela. Parecía que la gente no tenía ganas de disfrutar aquellos últimos días del calor veraniego que se apagaba con agosto.
—¡Daniela! ¡Que te vas a caer!
La chica se echó un poco hacia atrás en el asiento, pero ignoró a su madre y siguió agarrada al borde de la ventanilla. Míriam no siguió insistiendo porque también parecía hechizada por el magnífico paisaje que se desenvolvía poco a poco para ellas.
—¿Qué? ¿Os gusta el sitio?
La voz de Toño sonaba satisfecha, con el típico tono de alguien que sabe que ha acertado.
—¡Me encanta, cariño! En Google Maps ya me pareció un sitio precioso... ¡Pero en persona es mejor aún!
—Pues ya veréis cuando lleguemos a casa. Espero haberlo decorado todo a vuestro gusto.
Daniela, con la mirada perdida entre las asombrosas enredaderas que cubrían las vallas de las ricas casas, acabó topándose con la de Toño, que la miraba con una sonrisa que se le escapaba por los ojos. Este gesto hizo que la chica perdiese de golpe todo asomo de interés y volviese a coger Orgullo y prejuicio, aunque realmente no leyó nada.
Con un suspiro, Toño detuvo el coche frente a una puerta de garaje blanca.
—¿Ya?— preguntó Daniela, curiosa.
—Sí; esta es.
El hombre abrió la puerta del coche y la luz se encendió paulatinamente. Salió y Míriam lo acompañó. Daniela guardó el libro a toda prisa en su mochila y bajó del coche, inquieta por ver cuál sería su casa. Toño estaba buscando una llave en un manojo de infinidad de ellas. Míriam se le acercó y se agarró a su brazo. Posó la cabeza sobre su hombro y le dirigió una mirada que a Daniela le provocó náuseas.
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Prometo quedarme
Teen FictionDaniela y Adriana tienen en común mucho más de lo que piensan. Por un lado, Daniela tiene que dejar todo atrás para que su madre pueda ser feliz; por el otro, la vida de Adriana no será la misma tras ganar una beca en uno de los mejores colegios de...