I

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De rodillas al suelo, cayo afirmandose con las manos sobre la polvorienta tierra.

_ No robe nada, ¡lo juro!_ dijo mirando a las personas que lo habían sacado a la rastra fuera del lugar.

_ ¡Mentiroso!, robaste esas joyas, y me las vas a pagar como sea.

_ No lo hice, señora Joy porfavor créame.

Ella lo tomo del brazo ayudándolo a levantarse.

_ Lose Felix, pero sabes que no va a descansar hasta que aceptes lo que te ha dicho, y creo que lo mejor es que te vayas por un tiempo.

_ No, no me heche, no tengo a donde ir, puedo hacer más trabajo, señora Joy_ la miró suplicante.

La mujer lo miró con angustia, haciendole avanzar un poco para apartarlo del lugar, y del Alfa enfurecido que no apartaba los ojos de él con impudicia.

_ Lo siento mucho, corazón, sabes que me encantaría dejarte aquí, pero esta es la tercera vez en lo que van de estas dos semanas que hay un alboroto, perderé clientes, amenazo con embargar el lugar_ saco un pequeño trozo de tela de la orilla del escote de su vestido, en el que había envuelto dentro un poco de dinero_ ten mucho cuidado.

Tomó las manos del omega para dejar el dinero e hizo que cerrara, observandolo melancólica unos segundos para luego darse la vuelta dejándolo ahí.

Felix abrio sus manos, mirando las monedas de plata, decayendose al ver a la señora Joy entrar nuevamente al burdo lugar en el que había estado los últimos cinco años, frenando la intención que tuvo de seguirla cuando vio a aquel Alfa que continuaba con su vista fija en él, y una perversión que no  disimulaba, así que retrocedió y volteo para empezar a caminar alejándose de allí.

No tenía nada, nunca lo tuvo.

Las calles de comercio estaban llenas, las personas deambulaban por doquier y el día no era del todo frío, pero lo sería al anochecer, cuando tendría que dormir en una calle vacía, expuesto a cualquier peligro.

Su ropa desgastada era lo único con que había salido, ya que prácticamente lo habían hechado, y tampoco quería regresar a buscar algo, ese Alfa llevaba molestandole hacía mucho tiempo, desde que le vio bailar en el escenario aquellas sensuales y eroticas coreografías no lo había dejado en paz, era un hombre asqueroso, solo le causaba repulsión que se le acercara.

Habia aceptado hacer ese tipo de bailes por que necesitaba un lugar en donde dormir y comer, y la señora Joy le dio buena acogida cuando solo tenía catorce años, empezó limpiado mesas y trapeando el suelo, sin embargo, después tuvo que comenzar a bailar de vez en cuando, muchos pagaban bastante solo por verle en esas escasas prendas, y otros también ofrecían grandes sumas de dinero por pasar la noche con él.

No obstante, Felix se negó en todas y cada una de aquellas ocasiones, rechazando cantidades que posiblemente le hubieran sacado de aquella vida, almenos por un tiempo.

El repentino alboroto que comenzó lo distrajo, cuando las personas que transitaban en la calle se dispersaron dando vistazos sin poder evitarlo, así como Felix también hizo al ver pasar un bello y elegante carruaje, siendo tirado por caballos negros que iban adornados a juego con los relucientes colores del transporte, no pudiendo ocultar su asombro, para ser uno más de los tantos que allí se amontonaron observandolo marcharse, sin lograr ver quien iría dentro al estar cerradas las cortinas.

Por lo que todos empujaron intentando seguir el camino del lujoso carruaje, que desde luego, tan solo había un lugar del cual podía provenir.

Sin embargo Felix se quedó atrás, tratando de salir de entre la multitud arrolladora.

Dance only with me_ Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora