Extra 3) 1/2

214 23 4
                                    

>Seis años después<

Se escuchó un grito. SIIIIZHUUUUUIII-GEEEEGEEEEE. Una vocecita chillona y llorosa se hizo escuchar por toda la habitación. La niña dueña de dicho gritó corrió desesperada hasta abrazar a su maestro.

— ¿Qué pasa A-Qing? —Preguntó suavemente Lan Sizhui mientras retenía una risa. Viendo como la menor se abrazaba a una de sus piernas como si fuera a desaparecer cuando lo soltara.

— ¡¡A-YANG NO QUIERE DARME MI MUÑECO!! —Los ojos de la niña estaban inundados de lágrimas, si Sizhui no la conociera hubiera caído ante esa mirada, pero después de estar casi dos años con esa pequeña sabia mas que nada lo inteligente que era.

— ¡¡ESO NO ES VERDAD!!! —Salto otro niño, Xue Yang. El hermano de A-Qing. Otro pequeño delincuente.

— ¡¡MENTIROSO, YO TENÍA AL SEÑOR CONEJO!! —Dijo A-Qing aún apretada a su pierna.

— A ver, ya, ya. No peleen, saben que los hermanos no deberían pelear. —Intentó calmar a los infantes. —Si no pueden compartir voy a tener que confiscar al señor conejo. —Dijo suave, pero la reacción de los niños fue graciosa. Repentinamente ambos pequeños que hace tan solo un segundo se gritaban, se fueron de la mano a jugar juntos, haciendo reír al adulto.

Después que Lan Sizhui se egresó de la universidad fue capaz de trabajar en varias escuelas, ya sea como maestro de primaria o de jardín infantil. De la cual trabaja actualmente.

Su jardín era muy conocido por la zona, todos allí amaban al amable y hermoso profesor que trataba tan dulcemente a todo sus estudiantes, era difícil no enamorarse del muchacho cuando se le veía caminar por la plaza con los niños a su espalda como patitos siguiendo a su mama.

Muchas madres le preguntaron al joven si ya tenía pareja para presentarle a sus hijas más grandes o alguna sobrina. El chico solo sonreía para rechazar de la mejor manera esa posibilidad. Todos creen que ya tiene novia, pero jamás ha hablado de ella, y las madres, curiosas de saber, les pidieron a sus hijitos que le preguntaran por ellas.

— ¿Sizhui-gege tiene novia? —El valiente que soltó sin problemas la pregunta fue MianMian, ganándose a un profesor atragantado por su té.

— ¡¿MianMian de dónde salió esa pregunta?! —Él sabía que había sido su madre, pero quería ver si la niña entendía que estaba preguntando.

— Mi mamá dijo que el profesor Sizuhi era tan lindo que seguro tenía novia, yo solo quiero saber si es verdad. —Dijo mientras terminaba de estacionar el autito con el que jugaba.

— Ah. —Suspiro. —No pequeña, no tengo novia. —Dijo mientras la miraba, la niña estaba haciendo ruiditos de motor con su boca.

— ¿Y novio? —Ese fue E-Ming, quien había estado escuchando desde el principio.

Lan Sizhui se preguntaba de dónde sacaban los niños esa nula vergüenza a preguntar las cosas. — No E-Ming, no tengo novio. —No le dolía decirlo, pero si le incomodaba la mirada directa que tenía el pequeño de rojo. E-Ming junto a su hermano gemelo eran los niños que mejor se portaban, pero había veces que no actuaban como un niño lo haría, lo que lograba incomodarlo bastante.

— Ahora dígalo sin la mirada de perro abandonado. —Dijo A-Cheng, quien llegó para sentarse junto a su hermano con una gran bola de plastilina.

— ¿Qué? No soy un perro abandonado. —Quería que la tierra lo tragara. Ahora no solo tenia un ojito negro fijo en él, sino dos. Esos dos lo iban a matar en algún momento y no se sorprendería si lo hicieran.

— Es verdad. Un gato abandonado. Uno blanco. —Dijo E-Ming, mientras miraba lo que su hermano hacía con la plastilina de colores.

— ¿Gato? ¿No sería un tigre? —Esta vez fue A-Cheng, pero no dejo de moldear la plastilina en ningún momento.

Esperando (2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora