Por verte feliz

Parte 3

Corrió sin ningún rumbo en específico, hasta que llegó a una sala de prácticas que estaba desocupada. Necesitaba alejarse, respirar y buscar la forma de su pecho dejara de sentirse tan apretado. Se sentó echo bolita en el piso, escondiendo su cabeza en sus piernas. Sabía que no fue justo haberse ido de esa manera, ni siquiera les había dado la oportunidad de decir algo al respecto o que hablaran.

Pero, ¿por qué tendrían que opinar respecto a su orientación sexual? ¡No les incumbe!

Aun así, sentía un pequeño dolor en el pecho, como si le costara respirar y le estaba empezando a doler la cabeza. No sabía qué le pasaba, hace mucho tiempo que había salido del closet y la única vez que se sintió así fue cuando le dijo a su familia, quienes lo aceptaron con todo el amor que siempre le han tenido. Luego de esa vez, nunca más sintió nervios de que la gente supiera que era gay. No es algo que se lo dijera a todo el mundo, no pensaba que fuera necesario decirle a cualquiera que se le cruce que le gustan los chicos, pero tampoco era algo que ocultara. Estaba orgulloso de quién era, sabía que ante todo él era una buena persona, un buen amigo, y que si a alguien no le parecía, no era problema suyo.

Entonces, ¿por qué se sentía así? Era ridículo, no era nada que le fuera a traer problemas porque la empresa sabe sobre su orientación y tampoco es como si tuviera pareja, eso sería complicado incluso si le gustaran las chicas. Además, ¡estamos hablando de sus miembros! ¿qué es lo peor que podía pasar? ¿por qué tendría que... por qué sería... por qué sentiría...

... miedo?

Estaba tan sumido en el enredo de su cabeza que ni siquiera notó la presencia que se iba acercando lentamente a su lado.

-¿Qué pasa por esa cabecita tuya, bonito?- Levantó la cabeza rápidamente al escuchar la voz de Jaejun, quién le sonreía cálidamente mientras entraba a la sala de prácticas.

-No me digas bonito, ya no estamos saliendo- Dijo Sunoo parándose, intentando evitar la mirada del más alto.

-Oye, es difícil deshacerse de viejos hábitos y tu no ayudas con esa carita tan linda- Contestó juguetonamente, -pero hablo en serio, casi puedo ver cómo sobrecalientas tu pobre cabeza de tanto pensar- Tranquilamente el más alto se sentó en el sillón de la sala de prácticas, -ven aquí-.

Sunoo lo quedó mirando un momento, levantando una ceja - ¿Qué crees que haces? - Preguntó al ver cómo Jaejun palmaba dos veces sus propias piernas cuando notó que Sunoo no se movía.

-Vamos, yo sé que necesitas mimos cuando te sientes sobrepasado y tu sabes que yo no haría nada sin tu consentimiento - Lo miró sinceramente mientras tomaba cuidadosamente las manos del pelinegro y lo acercaba a sí mismo, - solo quiero estar para ti-

Enternecido por las palabras y los gentiles gestos, Sunoo se sentó en una de las piernas de Jaejun para poder mirarlo mejor, mientras que el último lo abrazaba por la cintura para sostenerlo mejor y hacer que esté lo más cómodo posible. Sunoo tenía que admitir que esto era agradable, si bien ya no estaban juntos como pareja, siguen sintiendo mucho cariño por el otro y apreciaba todo lo que estaba intentando hacer por él.

-Entonces..., -comenzó Jaejun tratando de encontrar las palabras correctas - ¿acaso estás así porque no querías que tus compañeros supieran que estuviste conmigo? -

-No es eso... o sea, si... pero ¿no? - Esto estaba empezando a frustrar al pequeño pelinegro, ¡¿por qué no puedo decir nada claro?!

-Ok... si no es eso... entonces...- Trataba de pensar que podría frustrar tanto a su pequeño, que ya no es su pequeño, para que frunciera tanto el ceño. Si no era por él... sería que... - Bonito, ¿tus compañeros saben que eres gay? -

-¡Si! O sea... supongo. Yo no... pero ellos... - Sunoo podía sentir cómo le entraba el pánico, no sabía a dónde mirar ni qué decir ante esa pregunta.

-Tú nunca se los has dicho directamente- Afirmó Jaejun, entendiendo de a poco por dónde iba el problema.

-Hace mucho que yo no ando diciéndole a las personas que soy gay, la gente puede especular lo que quiera- Contestó el menor con un pequeño puchero inconsciente antes de continuar -La última vez que le dije a alguien fue al director de la empresa porque preferí transparentarlo desde el inicio, en caso de que hubiese algún problema por la forma que soy, y no lo hubo. Fuera de eso, no tendría por qué andar contándole a cualquiera mis preferencias...-

-Pero ellos no son cualquiera, ¿cierto?-

Sunoo lo miró un poco confundido, sintiendo en su pecho un pequeño apretón, pero aún no podía poner en palabras lo que estaba pensando. Jaejun lo miró con una pequeña sonrisa, ¿por qué tenía que ser tan ingenuo y adorable?

-Ellos te importan mucho- Comenzó calmadamente, asegurándose de que Sunoo entendiera cada palabra que salía de su boca, -más que el resto de la gente, me parece normal que te de miedo que ellos te rechacen, porque los quieres demasiado-.

Fue como si algo dentro de Sunoo se rompiera, sintiendo como si esas palabras hubieran salido directamente de su cabeza para luego enterrarse en su corazón al escucharlas en voz alta. Sintió las primeras lágrimas brotar de sus ojos y no pudo evitar esconder su rostro en el hombro del mayor para soltar más libremente todo lo que estaba sintiendo.

-Tranquilo, bebé, respira y déjalo salir- Murmuraba gentilmente Jaejun mientras le acariciaba la espalda y lo sujetaba de la cintura. Sabía que el menor necesitaba sacar toda su angustia antes de que estuviese en condiciones de escucharlo, así que le dio su tiempo y le daba las caricias que sabía que tanto necesitaba.

No pasó mucho rato antes que Sunoo dejara de llorar, si bien era una persona emocional, estás eran bastante efímeras una vez que podía expresarlas. De a poco se incorporó en el regazo del más alto, mirándolo con los ojitos brillantes y la nariz roja.

-Tengo miedo- Dijo el pelinegro con la voz quebradiza y con un nudo en la garganta. Ya no quería llorar, pero aún sentía la ansiedad apretar todo en su interior.

-Lo sé bonito, sé que da miedo- Jaejun seguía acariciando gentilmente su espalda, -da miedo porque son importantes para ti, eso no es malo, pero estoy seguro que no tienes nada que temer.

-¿Cómo estás tan seguro? -

-Una corazonada-

No sabía por qué, pero las palabras tan seguras del más alto lograron que la sensación de ahogo en el pecho de Sunoo se aliviara. Era lindo escuchar que no tenía nada que temer, se sentía seguro y podía sentir la sinceridad en la voz del mayor. No le estaba diciendo palabras vacías.

Se quedó mirando fijamente los ojos de Jaejun, los cuales lo miraban de vuelta con tanta adoración. No sabía en qué momento se había acercado tanto a su rostro, hasta que sintió al mayor alejarlo un poco sin soltarlo de sus brazos.

-Ya te dije que buscas mimos cuando te sientes sobrepasado y que yo no podría hacer nada sin tu consentimiento- Reía por lo bajo Jaejun, -te sientes vulnerable y yo no voy a aprovecharme de eso, créeme que lo hice bastante cuando seguíamos intentando estar juntos- dijo sinceramente, con un leve tono de arrepentimiento en su voz.

-Lo siento tanto, yo... - El más bajo no pudo evitar sonrojarse ante lo que casi hace con su ex.

-Tranquilo bonito- Comenzó a reír más sinceramente el mayor, -te conozco, sé que no es esto lo que en realidad quieres, o por lo menos ya no conmigo-

- ¿De qué hablas? -.

- Vamos, conozco esos ojitos y cómo brillan particularmente con uno de tus compañeros- El mayor miró divertido al más bajo.

Sunoo de verdad pensó que no podía colocarse más rojo, sentía hasta sus orejas calientes y miraba con los ojos muy abiertos ante la insinuación del mayor.

-¡¿Qué estás diciendo?!

Jaejun no podía parar de reír, el pequeño de verdad tenía las mejores y más adorables reacciones del mundo. Antes de que pudiera seguir molestando al menor, sintió como repentinamente le quitaban el cómodo peso que tenía hasta hace unos segundos en su regazo.

-¿Qué mierda te crees que estás haciendo?-