ʜᴜʀᴛ

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Despertó y de nuevo el dolor de cabeza se hacía presente. Giro a su izquierda aún acostado para checar la hora de su pequeño reloj pero los rayos del sol le dieron justamente en su rostro lastimando sus ojos. Soltó una maldición que eran las ocho con treinta de la mañana y de nuevo llegaría tarde a su trabajo. Suspiró y tentó a su lado con la esperanza de encontrar algo pero no había nada.

Una vez más nada.

Con gran pesar camino hasta el baño para iniciar una ducha refrescante puesto que después de anoche se sentía un asco, solo quería limpiar todo aquello de su cuerpo y no pensar en más.

Vistió de traje tipo de oficina, negro, zapatos caros, corbata negra al igual que todo el resto menos la camisa porque no iba a un funeral aunque todos sus días se sentían así.
Terminó de alistarse y registró el departamento; estaba solo en casa como lo supuso, todo estaba como ayer lo había dejado. Las botellas de vino en la mesa junto con su copa, vidrios rotos, fotografías regadas por todo el suelo y los cojines de la sala descosidos sin su relleno.
Rió sin ganas y continuó su camino hasta la puerta principal, tomó sus llaves y salió sin más.

Era una rutina que día a día vivía desde hace meses y no lo negaba, estaba cansado y solamente quería dejarlo de lado todo pero no podía, él mismo se detenía. Por eso siempre terminaba embriagado, con miles de recuerdos a sus pies de como fue una vez su vida de ensueño mientras se negaba a que las lágrimas bajaran por sus mejillas. Simplemente almacenaba todo su sentir para después olvidarlo a la mañana siguiente, recordarlo al anochecer y volver a olvidarlo. Todo un ciclo.

Llegó a su oficina, sin embargo, enseguida pudo reconocer la persona sentada en uno de los sofás esperando por él. Rodó los ojos y entró esperando alguna palabra, cosa que no tardó en cumplirse.

—Nueve con cincuenta y tu horario es siete con treinta. Nueve con cincuenta. ¿cuánto tiempo mas seguirás así?—Hyunwoo saco algunos papeles de su maletín y comenzó a revisarlos, los acomodo y se los entrego al hombre frente a él.

—Ese es mi problema, mientras tenga el trabajo hecho no debe de interesarte que suceda con mi vida. Ahora largo—Hyungwon soltó una carcajada sarcástica.

—Podrás ser el director de esta compañía pero no te das cuenta de que no está cumpliendo con el protocolo, que necesitamos que estés puntual—el alto cruzó de brazos al ver cómo el moreno lo ignoraba olímpicamente y comenzaba a leer unos archivos de su escritorio—¿por cuanto tiempo estarás así? ¿persiguiendo y deprimiéndote por alguien que ya no te quiere, que ya no te ama? Solamente suéltalo, ¿por qué te es tan difícil?

Hyunwoo azotó los papeles contra el escritorio y se puso de pie.
—Ese es problema mío. Mientras yo cumpla a la hora exacta con mi trabajo, con las malditas juntas y esta maldita compañía este de pie no tienes ningún derecho de decirme nada. Es mi vida privada. No te metas y déjame solo, Chae.

Hyungwon simplemente asintió, camino hasta la puerta pero antes de abrirla pronunció:
—Me preocupo por ti porque te considero mi amigo. No me gusta ver como te destruyes por alguien que...—suspiró— solamente me preocupas, Hyunwoo.

Salió empujando la puerta con fuerza.

Hyunwoo suspiró sentándose de nuevo y acomodando los papeles regados en sus respectivas carpetas. Sabía que no tenía que desquitarse con Chae pero en este momento no estaba de humor para aguantar regaños ni nada por el estilo. Simplemente haría lo de siempre; sacaría el trabajo adelante e iría a casa. O al menos lo intentaría.

Y de nuevo no pudo. Salió de trabajar a las ocho con seis de la tarde pero tomó una ruta totalmente distinta a su casa, a un lugar ya conocido para él.
Se estacionó en un punto cerrado dentro de un fraccionamiento y espero pacientemente. Tomó un trago a su bebida y siguió observando una casa en especial.

Dreaming - ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora