Prólogo

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Hay cosas que no tienen solución.

Hay cosas que simplemente son defectuosas y da igual cuánto te esfuerces en intentar arreglarlas; al final, siempre van a acabar rompiéndose.

Sin embargo mamá siempre buscaba una solución, siempre sacaba algo bueno de lo malo y se encargaba de que la oscuridad del mundo no me consumiera. Quizás por eso aún tengo la débil esperanza de que en algún momento las cosas empiezan a encajar.

—Sé que las cosas se han torcido, Leila. Pero eso no significa que no se puedan volver a enderezar —me dijo, la primera noche que pasó en el hospital.

Lo hizo mientras me miraba fijamente a los ojos y me sujetaba las manos. Papá nos estaba observando desde un sillón que había al otro lado de la camilla, con una sonrisa y los ojos tristes.

No sé exactamente cuándo ocurrió, pero creo que a partir de ese momento decidí acostumbrarme a vivir bajo la tenue luz del agujero en el que poco a poco me estaba hundiendo. Poco a poco me fui adaptando a la oscuridad y al dolor, hasta que lo convertí en mi mejor amigo. Dejé de esperar que alguien viniera a salvarme y entonces me convencí de que no necesitaba ayuda.

El problema es que cuando dejas de vivir también dejas de sentir, y con ello viene un vacío que solamente eres capaz de rellenar estando fuera de tu conciencia, perdiéndote de forma inconsciente muy poco a poco. Dejas de brillar y es entonces cuando comienzas a sacar de tu vida personas, sentimientos, aficiones, sueños y esperanzas. Llega un momento en el que incluso te sacas a ti misma, accionas el botón de piloto automático y dejas de estar presente en esa realidad que lo único que hace es atormentarte. Porque es mucho más fácil ignorar el dolor que enfrentarse a él.

Y creo que mamá lo sabía, ella siempre lo sabe todo. Por eso mismo, antes de que se la llevaran a otra sala para empezar con la primera sesión de quimioterapia me agarró las manos con fuerza y me prometió que nada cambiaría.

Pero cambió.

Los médicos los llaman efectos secundarios, pero yo prefiero referirme a ellos como efectos colaterales.

Efectos ColateralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora