La sal marina y el viento hacían dibujos sobre su piel tostada. Su imponente mirada azotaba el horizonte con astucia. Se acercó a la popa, cojeando debido a su pata de palo. Observó anonadada el gran azul que les rodeaba.
-¡Capitana! ¡Nos aproximamos al destino!
Ella, la capitana Míriel Zahere, recorrió todo el barco de nuevo hasta la proa para ver que, efectivamente, estaban llegando a Yeney. Una sonrisa se formó en sus labios quemados por el sol.
***
Habían llegado a Yeney.
-¡Bajad las anclas, muchachos!
Obedeciendo a su capitana, los tripulantes soltaron las anclas, que cayeron con fuerza al mar. Todos los grumetes bajaron del barco tras Míriel, de camino a la taberna del viejo Meriadoc.
-Ponme ron. ¡A mí, y a todos mi muchachos!
La tripulación gritó, triunfante. Todos bebieron alegremente. Bailaron, cantaron. Todo iba bien, hasta que alguien llamó a Míriel desde detrás de ella.
- Míriel Zahere, capitana del Luna Poniente, se requiere su presencia en palacio real.
Míriel, sorprendida por esto, dijo:
-Espera un momento.- Acto seguido, fue a su grumete de confianza, Tuk.
-Tuk, quedas al mando del Luna Poniente hasta mi vuelta.
Después, partió a palacio.
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Hijos de Yeney
FantasyTras la misteriosa desaparición del oráculo del reino de Yeney, el rey Donaldo acude a unos antiguos escritos en un acto de desesperación. En esos escritos, aparecían 12 jóvenes que debían salvar al reino.