STEREK

1

-¿Qué haces aquí? – Derek quedó sorprendido cuando abrió la puerta y divisó el pálido e inocente rostro del castaño hablador fuera de la puerta con una maleta y una bolsa que parecía contener alcohol.

-...Me han dejado. – Fue todo lo que dijo antes de desmayarse en su cara para caer en sus brazos dejando a un muy confundido Derek sosteniéndolo.

Unas horas de inconsciencia después, Stiles se incorporó sobresaltado y confundido. Se encontraba en un lugar familiar y a la vez desconocido a sus ojos. Pero lo que más le perturbaba era ver a aquel sujeto de ojos verdes mirándolo fijamente, frunciendo el ceño como de costumbre.

Fue entonces cuando un flashback atacó su mente. Recordó cómo había ido a un bar a embriagarse, cómo llamó a todos los contactos de su teléfono, incluyendo a Lydia Martin, su ahora proclamada "ex". También tembló al recordar cómo llamó por último a Derek Hale, quien no le respondió y cabreado fue a su loft para reclamarle que contestara las llamadas. Sólo que cuando lo vio, lo único que quiso fue echarse a llorar porque la "mujer de su vida" había roto con él, reviviendo los miles de rechazos anteriores que sufrió y que aún no lograba superar.

Stiles estaba callado. Eso ya era una mala señal, pensó Derek. El dueño del loft no hablaba, solía comunicarse con sus cejar y no hacía falta a nada más para que el castaño le entendiera. Sin embargo, esta vez no fue suficiente. Sobre todo porque el más joven estaba inmerso en sus pensamientos y ni se volteaba a mirarlo. Sin más opción, se hizo notar primero con un carraspeo que al menos logró que el chico lo mirara.

El silencio y la tensión fueron entonces palpables. Y el hombre lobo supo en ese momento que estaba obligado a hablar.

-¿Qué haces aquí? – Fue directo y aunque, después de muchísimo tiempo en que ninguno había visto o siquiera hablado con el otro, quería decirle más. Mucho más.

Pero, ¿qué se podía esperar de él?, era Derek Hale.

El castaño dudó un momento, abrió y cerró varias veces la boca sin ser capaz de sacar toda la bola de pensamientos de su cabeza a su boca.

-¡Stiles! – Gritó el moreno, cabreado.

-¡Lo siento! Yo...bebí de más y... – No quiso continuar más. Ya se sentía lo suficientemente humillado como para dejarse más en evidencia. Sobre todo, tratándose de Derek Hale.

-No lo había notado. – Rodó los ojos.

-Está bien, lo entiendo. Ya me voy. – Sin querer hablar más y con muchas ganas de cavar un hoyo para luego enterrarse y no volver a ver la luz del día, tomó las cosas que tenía y se dispuso a marchar.

No pudo ocultar su sorpresa cuando el hombre lobo lo detuvo sosteniendo firme el brazo del humano.

-¿Por qué? – Fue todo lo que mencionó, como si fuera suficiente para explicar su comportamiento.

Al ser consciente de su mano en el brazo del chico, lo soltó rápido, como si quemara.

-¿Por qué vine hasta aquí? – Rio el castaño con incomodidad. – La verdad, no lo sé. No recuerdo muy bien, estaba muy ebrio.

-No. – Negó con la cabeza y se vio obligado a usar palabras para aclarar la pregunta. - ¿Por qué estabas ebrio? – Dudó en soltar la siguiente frase. – Dijiste que te habían dejado.

El silencio de Stiles sólo confirmó lo obvio. Y Derek se sintió un tanto culpable por eso. Tal vez había sido demasiado directo.

-...Es verdad. – Rio con amargura mostrando un semblante triste. – Supongo que era de esperarse que alguien tan perfecta como Lydia Martin se aburriera de estar con el simple y torpe Stiles.

En ese momento no hubo ningún comentario. Y fue cuando el castaño lo dedujo.

-Lo siento, esto no te interesa. – Negando con su cabeza se dirigió a la puerta.

Antes de que pudiera abrir la puerta, la voz de Derek resonó a pesar de ser casi un murmullo.

-No lo eres. – Y tratando de esforzarse por pronunciar más que eso, continuó. – Eres mucho más que "simple y torpe".

En ningún momento miró al chico de tez pálida, sin embargo, supo que lo había escuchado cuando dio media vuelta y se acercó a él nuevamente.

-¿Qué? – No pudo decir nada más. No podía creerlo.