Un requiem de masas

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Muy buenas lector.
Hoy, y tras algún tiempo extra, vengo a presentarte un relato que me contó un veterano de la guardia real. Este relato es una leyenda que a menudo comparten los soldados con los nuevos reclutas, para atemorizarles.

Toda guerra tiene sus combatientes, estos tienen luchas, y en estas luchas mueren.

Cuando el primer hombre mató al segundo, este juró volver y acabar con su enemigo. Esta plegaria tan desesperada y llena de odio, llegó a oídos de un demonio que habitaba un caracol. Este, al ver todo ese potencial odio, decidió darle la oportunidad de vengarse al hombre. Pero con una ligera condición, que cualquier combatiente que jure venganza a un enemigo previamente a su muerte, se unirá a él para poder lograr su vendetta.

El hombre aceptó y volvió a vivir, para consumar su venganza. Pero antes de poder dar más de un paso, el primer hombre se le unió. Este había muerto a manos de otro hombre, el cual no tardó en unirse.

Y así momento tras momento, sablazo a sablazo, disparo a disparo. La bestia crecía, y sus objetivos también. La masa que formaban todos ellos a duras penas lograba llevar a cabo la más simple de las venganzas, y por si fuera poco, las ansias de todos solo aumentaban con cada nueva adquisición.

La bestia, que en forma de quimera, avanzaba por el mundo en busca de sus enemigos, luchaba internamente con sigo misma por los enemigos que en ella se encontraban.

Tras casi dos milenios, el diablo en forma de caracol, reptó hasta el corazón de la bestia y le preguntó al segundo hombre: "Te ha servido de algo esta oportunidad que yo te he dado" a lo que lo poco que quedaba del hombre respondió: "Solo ha servido para ver cómo todos tratamos de tener un último cara a cara con nuestros enemigos, solo para volver a verlos junto a nosotros para la eternidad ".

Tras estas palabras, el demonio se apiadó del hombre y le dijo que si tal era su deseo de descansar, se lo permitiría. Con una sola condición: "Si algún día, la humanidad reniega de su historia, olvida sus orígenes y desprecia sus iguales, volveréis y caminaréis esta misma tierra ".

El hombre aceptó en nombre de todos los que allí habían. Y al fin descansaron.

Es por eso que nunca hay que olvidar lo que un enemigo pudo hacerte o quitarte, pero siempre has de entender que los dos hicisteis lo que hicisteis, y de que no hay forma de compensarlo.

"Una vez consumada una venganza te sientes peor que antes, porque antes tenías una meta, ahora estás completamente vacío"

Crónicas de un viaje por el haz del crepúsculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora