Uno [¹]

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Nota: Es una historia corta que publique en Facebook principalmente y me decidí por publicarla aquí <33

Palabras: 4,741

(...) —  Cambio de escena

Realmente odiabas la asignatura de química

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Realmente odiabas la asignatura de química. Te dolía la cabeza el solo pensar cúal rayos era el número atomico del litio o del hierro. Claro que dominabas algunos temas, pero simplemente salías muy mal en los examenes.

Aunque no ibas a deber la materia, que era lo importante.

— La fórmula empirica de la morfina es la misma que la molecular - alcanzó a decir tu profesora antes de que el timbre resonará por las paredes de la academia —. Recuerden hacer la tarea 12. Es para el jueves.

Todos tus compañeros — incluyendote — se levantaron de los pupitres de la aburrida aula. Guardaste rápidamente tus libros en tu bolsa, te la colgaste en tu hombro y saliste volando de ahí.
Caminaste por todo el pasillo, iluminado por los rayos anaranjados del atardecer traspasando por las ventanas.

La orda de estudiantes saliendo de otras aulas ajenas a las tuyas no interfirieron en tu recorrido hacia la ala norte de la academia, que es dónde estaba el aula de pensamiento lógico y critico. Era tu última clase y por ende, tu favorita.

Giraste la esquina hacia el pasillo correspondiente. Apresuraste el paso cuando viste que la puerta principal de tu aula se cerraba.

Te detuviste en la segunda puerta del aula y la abriste con cuidado. Miraste el interior. Todos tus compañeros estaban ahí, bien sentados y todos estaban en sus lugares, excepto tú.

El profesor estaba de espaldas, escribiendo en el pizarron con un pedazo de tiza de una circuferencia de dos cm y una longuitud de diez.

Sí, lo habías calculado.

Entraste al aula, evitando hacer ruido aunque acaparaste las miradas de tus compañeros. Cerraste la puerta con cuidado. Caminaste de puntillas a tu lugar que desgraciadamente estaba en la primera fila y al frente del pizarrón.

Estabas a dos lozas de tu lugar cuando el profesor se dio la vuelta y te vio.
Te detuviste en tu lugar.

— Señorita (Apellido) — habló y te hizo cosquillas en el vientre bajo. — Llega tarde, de nuevo.

Te mordiste el labio inferior.

— Lo siento, Midoriya-sensei. Mi clase de quimica terminó algo tarde — respondiste cabizbaja.

Él soltó un suspiro.

— Que no se repita — pidió. Señaló tu lugar con los ojos y tú entendiste de que tomaras asiento. Eso fue lo que hiciste.

Acomodaste tu bolsa en el respaldo de la silla, cruzaste las piernas y sacaste tus libros junto con algunos utiles escolares para apuntar sobre el tema.

❝Sensei - Izuku Midoriya/ Katsuki Bakugo❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora