Cuatro [⁴]

5.4K 382 193
                                    

Palabras: 3,558

— (Nombre), quédate un momento por favor — pidió Midoriya desde su escritorio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— (Nombre), quédate un momento por favor — pidió Midoriya desde su escritorio.

Te detuviste antes de que tu pie saliera del salón y lo miraste. Sus rizos caían despreocupadamente sobre su frente y se veía tan bonito.

Sin rechistar, te colocaste frente a su escritorio mientras tus demás compañeros se retiraban del aula.
Te sentías algo incómoda. Digo, no cualquier día te vestías con ese tipo de ropa interior.

Bakugo pensó que sería una buena oportunidad para ponerte un juego de lencería. Pero no era cualquier tipo.

Tu sostén ni siquiera cumplía el deber de cubrirte los senos. Solo eran lazos alrededor de tu pecho y senos, que solo los sostiene pero no los cubría.

Y ni hablar de tus bragas. Eran bragas normales, sí, pero no tenían entrepierna.

Era muy erótico.

Al menos eso pensaste en la mañana cuando te lo pusiste. Y honestamente no querías que Midoriya-sensei te mirará así.

Tu cuerpo se tensó al sentir su mirada sobre tu piel. Como un depredador a su presa.

— ¿Qué es lo que sucede, sensei? — preguntaste casi en un hilo de voz.

Midoriya hizo a un lado su silla de una manera tan brusca que el ruido te hizo dar un brinco del susto, mientras que el peliverde se acercaba a ti de una forma tan veloz que desconocías que tuviera esa habilidad. Lo único que pudiste hacer fue cerrar los ojos y bajaste la cabeza. Su pecho estaba a centímetros sobre tu pequeño cuerpo, que se tensó cuando la yema de sus dedos rozó la columna de tu cuello. Sus dedos estaban fríos y te recorrió un escalofrío por toda tu espina dorsal. Tu corazón latió con fuerza, produciendo adrenalina y llevándola por cada vena de tu frágil ser.

Sin embargo, tu cuerpo no supo reaccionar cuando Midoriya te tomó entre sus brazos y dejó caer tu espalda sobre uno de los pupitres de la primera fila.

— ¡¿Midoriya-sensei?! —  exclamaste mientras sus grandes manos acariciaban tus muslos con todo el descaro del mundo.

Levantó tu falda y rápidamente las bragas que te había dado Bakugo-sensei vieron el exterior. Intentaste cruzar las piernas, pero Midoriya no te lo permitió. En cambio, solo viste que la llama del deseo se encendía en sus pupilas verdes.

— ¡Mido-Midoriya-sensei! —  exclamaste al ver que su cabeza se acercó tan velozmente a tu entrepierna expuesta.

Su lengua caliente lamió tus labios exteriores, lo que provocó un gran espasmo en tu cuerpo que hizo temblar tus piernas, luego siguió adentrándose cada vez, lamiendo y succionando cada poro de esa zona tan sensible. Las cosquillas en tu vientre bajo no tardaron en aparecer, como un nudo que se volvía cada vez menos soportable con cada lamida.

Algunas pequeñas lágrimas resbalaron de tus ojos mientras la humedad se iba esparciendo en cada pliegue.
Comenzaste a mover tu cadera de forma rítmica a su lengua, persiguiendo tu orgasmo que estaba a la vuelta de la esquina.

❝Sensei - Izuku Midoriya/ Katsuki Bakugo❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora