Los guerreros, a lomos de sus caballos, entraron en la fortaleza.
Pararon en medio de la gran explanada. Jungkook bajó de un ágil salto de Othar, quedó a su lado y le acarició el hocico, el animal movió su cabeza para mirarlo a los ojos. Estaban conectados desde que lo divisó, estaba solo en una de sus batallas y se acercó hasta llegar donde estaba malherido y en el suelo. La mirada que le dedicó ese caballo fue lo que hizo el momento único y hasta el día de hoy no se habían separado.
—No tardo compañero —le siseó y se lo llevaron los mozos a la cuadra junto al de los otros soldados, él miró a estos para darle ordenes—. Descansad, no sé cuándo partiremos de nuevo, en cuanto el Rey nos dé la orden pertinente os avisaré —todos asintieron y obedecieron sin rechistar.
Junto a Park Jimin caminó hacia el interior del castillo, iban con paso firme y las miradas de las jóvenes criadas que limpiaban en el largo pasillo eran de delirio por los dos guerreros. Llegaron hasta las puertas del salón principal. Ante ellos apareció el hombre de confianza del Rey, su nombre era Forgus, aquel les dió un manotazo a cada uno como un acto de amistad.
—Bienvenidos, os esperan desde hace mucho tiempo —les dijo con gusto y sonriente.
—Tuvimos un altercado con unos malhechores en la orilla del río —afirmó Jimin— todos están muertos, pero eso nos ha retrasado.
Jungkook no dijo nada solo asintió ante las palabras de su amigo.
El Rey estaba sentado en un gran sillón dorado y rojo. Al verlos entrar se levantó deprisa y fue hacia ellos.
—Mi alegría es inmensa al veros sanos y salvos —se acercó y primero abrazó a Jimin— bienvenido a casa —tocó con cariño sus hombros y éste bajó su cabeza como muestra de fidelidad—. Y tú —se dirigió hacia Jungkook— mi fiel Jeon, recé porque no te ocurriese nada en el campo de batalla.
—Somos fuertes mi Señor, no tiene porqué preocuparse por nada, siempre estaremos defendiendo su territorio, la lealtad hacia vos es nuestra prioridad —el Rey lo abrazó gustoso.
—Mi alegría es plena pero hay alguien que estará mucho más contenta de ser tu prioridad —reconoció el Rey.
Por una de las puertas apareció una joven esbelta, de tez fina y curvas prominentes. Era muy elegante. Al ver a Jungkook corrió hacia él.
—No sabes lo feliz que soy al veros vivo, he sufrido con vuestra ausencia hasta el punto de querer morir —sus palabras rozaban lo exagerado y más lo hicieron sus penosas lágrimas.
—Me alegro de estar aquí y poder volver a apreciar vuestra belleza princesa Morgana —le habló Jungkook como era de esperar. Estaban comprometidos, lo hicieron antes de su partida.
—Pronto anunciaré vuestra boda, será la unión de la fuerza y la realeza, quiero que todos vean que somos el reino más poderoso —dijo el Rey orgulloso.
Y es que Jeon Jungkook era uno de los guerreros que más batallas había ganado en los últimos tiempos, aunque aún tenía una que se le resistía, la que iba en contra de los Landers. Tenía que derrotarlos y encontrar la piedra azul que se había demorado demasiado en volver al reino. Ese podría ser un gran regalo para afianzar su boda con la princesa.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Al otro lado del reino vivía Syna, su casa era pequeña y estaba hecha de barro y piedras, en ella pasaba sus días desde hace dieciocho años juntos a su padre. Madferson y ella tenían que lidiar con esa vida precaria y humilde con valentía.
Su madre murió porque no pudo superar el parto, y tampoco tuvo la ayuda necesaria en un mundo dividido por las criaturas Landers y el clan Muldrob.
Ella quedó al cuidado del rudo guerrero que creía que era su padre.
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Landers
FanfictionÉsta historia de género fantástico ambientada en la edad media nos hará vivir un escenario que jamás creíste que existiera. Si te adentras en ella vas a soñar como nunca lo hiciste jamás. ♡♡