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Jungkook había lidiado con una vida difícil desde su infancia, su padre murió a manos de un Lander.

A falta del cabeza de familia, las penurias azotaron su vida y la de su madre que sin recursos tuvo que abandonar su casa y sus tierras. Ella trabajó  como mujer de servicio en el castillo del Rey Muldrob y así atajó un poco sus problemas, y por supuesto los de su hijo ya que podía darle de comer periódicamente.

Pero un día cayó en manos de un señor feudal que la violó y la mató. Jungkook sin pensarlo dos veces, y con quince años, lo apuñaló por la espalda un día que se celebraba una fiesta entre algunos clanes.

Rápidamente fue salvajemente azotado y encarcelado en las mazmorras. Y aquí, en este punto de la historia, es donde apareció Morgana, la hija del Rey Muldrob. Ella lo liberó con ayuda de una criada, que era amiga de su madre y que lo consideraba como su propio hijo.

Jungkook escapó y se internó en el bosque, era un chico espabilado y con un gran arrojo y temperamento. Agotado físicamente y temiendo que lo buscaran para volverlo a encarcelar y ahorcar por su crimen, vagó durante bastantes días y muchas noches por el bosque. Hasta que un día un grupo de guerreros que pasaban por allí lo encontraron casi muerto en la orilla de un río.

Lo llevaron a su campamento y consiguieron salvar su vida. Lo acogieron y se fue con ellos a luchar en guerras y batallas donde peleaban con el fin de terminar con el asedio que tenía al reino por parte de algunos clanes colindantes. Vivió el infierno en sus carnes, vio morir a compañeros y gente que lo ayudó a forjarse y a saber sostener y utilizar una espada en la batalla, el sufrimiento que soportó en ese tiempo lo hizo un ser frío como el acero y tan temperamental como el mismo demonio.

Volvió con el tiempo siendo un gran guerrero y sin ser reconocido por nadie excepto por la princesa y por su segunda madre, la criada que lo ayudó, llegó a tener un lado privilegiado junto al Rey, contaba con la edad de veinticinco años.

Al defender el territorio como ninguno se ganó el nombre de "El oscuro caballero". Ese apodo venía del campo de batalla, aparecía siempre vestido de negro cuando nadie lo esperaba, mataba sin compasión y cortaba la cabeza a todo el que se anteponía a su paso.

Pero después de tantas cosas que había presenciado a lo largo de los años, lo de esa joven lo impresionó. Sin mover ni un músculo de su cuerpo estaba buscando con su mirada entre la niebla a la mujer que lo había impactado.

Mientras tanto, Syna se encontraba detras de todo ese humo blanco que creaba la atmósfera sin percatarse de que alguien la esperaba muy atentamente fuera de ella. Pero Ónix el lobo si vio a Jungkook, y también a Othar parados no muy lejos.

Sigilosamente fue hacia ellos, siempre defendía a su amiga humana en cualquier circunstancia.

Ese lobo había estado desde pequeño con Syna, lo encontró herido años atrás cuando solo era un cachorro, y quitándole el cepo que unos cazadores pusieron en su camino, lo salvó y lo cuidó hasta que se hicieron inseparables.

Llegó sigiloso hasta ellos y al verlo, el caballo alzó sus patas asustado. Jungkook cogió las riendas con fuerza y logró contener a Othar y que este bajara su posición de nuevo al suelo.

—¡Heyyy! Tranquilo compañero... tranquilo —palmeó su cabeza y lo paró en seco, luego miró al lobo que gruñía amenazante y sin pensárselo dos veces sacó su espada para ponerla en alto.

Pensaba que el lobo no era enemigo para él, había estado delante de guerreros más grandes y fuertes. Le cortaría la cabeza de una sola estocada. Pensando de esa manera espoleó a Othar con su pie, quería pasar por su lado y aniquilarlo sin contemplaciones. Sería un juego de niños para un gran guerrero como siempre había sido.

LandersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora