Capitulo 11: La victoria del Señor de la guerra

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ADVERTENCIA: ESTE CAPITULO SERÁ MUY FUERTE, TENDRÁ ESCENAS DE SEXO SIN CONSENTIMIENTO, VIOLENCIA, Y PEDOFILIA, SE RECOMIENDA ABSTENERSE DE LEER POR LO DELICADO DE LOS TEMAS QUE SE TRATARAN, SI DESEAS NO LEER ESTAS ESCENAS PUEDES SALTAR HASTA LA MARCA QUE PONDRÉ DONDE SERÁ MÁS SEGURO LEER. LOS ACTOS AQUÍ DESCRITOS SON MERA FICCIÓN, NO DESCRIBEN LA MANERA DE ACTUAR NI DE PENSAR DE SU AUTOR.

Era de noche, la luz de la luna entraba por la ventana, había un débil cuerpo sobre la enorme cama y su lado, sentado en una silla estaba ese enorme y corpulento hombre vestido solo con una pesada y elegante capa, jadeando de placer mientras frotaba con fuerza y avidez su enorme y grueso falo, solo lo miraba, ese pequeño cuerpo (pequeño al lado del suyo) que esperaba que muy pronto recuperara la consciencia para tomarlo, necesitaba poner su enorme hombría dentro de su perfecto amante como él lo llamaba, al fin sería suyo, estaba desesperado, ya bastante trabajo le había costado mantener su pene en sus pantalones mientras frotaba su cuerpo con una esponja mientras lo bañaba, pero una parte de él lo agradecía porque ahora su pequeño amor estaba impecable, olía deliciosamente a sándalo, jengibre y un poco de jazmín, no tenía rastros de sangre, su túnica había vuelto a ser tan pulcra como lo había sido esa mañana, no tenía ni un solo rasguño y no sentía dolor, esto último era muy importante para él porque quería que ninguna otra sensación opacará lo que iba a sentir cuando lo tuviera dentro, quería que esa sensación se quedará grabada para siempre en su mente, justo como a él se le quedaría grabado el desmesurado placer que sentiría cada vez que lo penetrara, y mientras pensaba en todo esto comenzó a subir de intensidad su frote mientras sudaba más y más y su pene comenzaba a gotear un liquido ligeramente negruzco... hasta que estalló en una ola de inmenso placer y su negro semen comenzó a escurrir de entre sus manos... respiro hondo disfrutando de la perfecta sensación que recorría su cuerpo y mientras reposaba de la cálida sensación que acababa de tener el cuerpo del castaño recostado en su cama comenzó a removerse y el emperador sonrió con malicia, levantándose y dejando al descubierto su enorme pene que no había dejado de estar duro pese a la enorme descarga que había tenido minutos antes, se subió a la cama y su presa se alerto lo miró con los ojos llenos de terror y comenzó a temblar él sabía lo que le esperaba y eso no hizo otra cosa más que excitarlo aún más

-Mi pequeño, Keyaru...

dijo mientras acariciaba su pierna hasta subir lentamente hasta su muslo, todo sobre la tunica que llevaba puesta...

-Al fin serás mio, cariño...

Sus ojos estaban cargados de la más asquerosa lujuría, tanta que parecía casi devorarlo con solo mirarlo, alzó poco a poco la túnica tocando suavemente la piel bajo las yemas de sus dedos

-Estas helado... tranquilo yo voy a calentarte

Subió la túnica hasta su cintura y posó su enorme mano en el pene de su victima y lo acarició suavemente, son su otra mano lo cargo ligeramente hasta posarlo sobre sus fornidas piernas, él estaba como un muñeco inmóvil, parecía muerto, su rostro solo reflejaba miedo y nada más, pero no se resistía porque ni su cuerpo y mucho menos su mente eran capaces de hacerlo, estaba en shock, si es que uno podía sobreponerse al que había sufrido esa mañana... él ya no era él, ya no sabía quien era, todos aquellos horribles recuerdos venian a su mente como una pelicula que nunca terminaba, una película que podía sentir, ni siquiera podía llorar o resignarse, estaba paralizado, ese miedo lo tenía frío como una estatua a la cual estaban a punto de romper una vez más en un millón de pedazos de nuevo

Bullet seguía acariciando su intimidad, mientras con su otra mano giro su rostro para que lo mirara, lo vio a los ojos por unos segundos y entonces la ira surgió en él pero trato de contenerse, se acerco a sus suaves y lindos labios besandolos con desesperación, hundiendo su lengua en la boca de su victima, dejandolo sin aire, comiendo su boca desesperadamente, mientras que el castaño instintivamente trato de alejarlo para poder tomar un poco de aire, pero estaba tan debil que no pudo hacerlo, ni siquiera estaba seguro de si en condiciones normales sería capaz de defenderse, sus ojos comenzaron a enrojecerse y a lagrimear por la falta de aire, mientras que su captor dejó de acariciar su miembro para pasar a tocarlo de una manera violenta y dolorosa, apretaba con fuerza, la desesperación lo invadió necesitaba respirar así que enterro sus uñas en el pecho del emperador el cual gimió de placer, consiguiendo que dejara de invadir su garganta, y lo soltó comenzó a toser y a jadear en busca de aire y así lo hizo, la oscura sangre del hombre mancho la blanca túnica del chico, mientras esté seguía tratando de regular su respiración y no dejaba de temblar

La Caída Del HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora