Welcome to the final show...Gracias por haber llegado hasta aquí, gracias por leer.
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El sonido de la alarma hizo eco en toda la habitación, los débiles rayos del sol se colaron entre las finas cortinas y el suave viento las hacía bailar levemente.
Se estiró en la misma cama y con su mano buscó el cuerpo que durante un largo año ha estado durmiendo junto él. Suspiró al no sentir el calor de siempre, abrió sus ojos y vió que efectivamente estaba vacío. Se apoyó sobre sus codos y vió toda la habitación, sonrió al reconocer que eso es lo que parecía ser su hogar.
Se levantó de la cama y caminó al baño, hizo sus necesidades y lavó sus dientes. Salió de la alcoba y llegó a la cocina en donde su pareja tarareaba una canción de su playlist mientras preparaba el desayuno.
Se acercó a él y dejó un suave beso en su hombro mientras le rodeaba la cintura con sus manos, pagándolo a su propio cuerpo.
-Buenos días amor- _ le susurró al oído
-Hola cielo-_ respondió, girándose para darle un suave beso en sus labios _ -Justamente iba a despertarte, el desayuno ya está listo-
-Gracias por eso, el próximo lo hago yo- _ avisó sentándose en uno de los bancos altos para comer en el mesón de la cocina
-¿opciones?-_ se burló con cariño
-Cereal, fruta picada, panqueques y sándwich, ¿qué quieres desayunar?- _ contó con sus dedos sonando muy orgulloso lo que hizo calentar el corazón de Harry
-Cereal con fruta está bien- _ dijo con cariño, sabía que se esforzaba.
-Listo, eso será-
Ninguno de los dos podía recordar con exactitud como eran sus días mucho antes de conocerse. Antes de pasar una noche juntos y convertir sus encuentros casuales siendo amantes ocasionales a lo que son ahora. Una pareja feliz, llena de amor y mucho sexo, pero sobre todo apoyo, fidelidad y compromiso.
Hace un año exactamente ellos estaban en ese bar, de tantos que existen en la ciudad los dos coincidieron en ese. Siendo exactos a la hora de ir al baño, siendo justos al momento de verse a los ojos.
Su historia de amor comenzó como algo de deseo pasional. Ellos tan solo buscaban un buen rato de sexo, algo temporal que olvidarían por la mañana. No pensaron en que el amor es algo que no se puede evitar, porque cuando es la persona indicada aunque intentes quitarte siempre sabrá como aparecer en tu camino para que puedan avanzar juntos.
Louis y Harry son el claro ejemplo que no importa donde estén, lo que hagan o con quién estén, ellos siempre encontrarán un lugar y un momento para unir sus almas, para unir sus cuerpos. Porque las personas destinadas como ellos, no podrán perderse jamás después de encontrar la mano de su ser amado. Esa mano la cual van a sostener el resto de sus días.
Hace un año que pudieron conectar de una forma que jamás lo hubiesen imaginado.
-El plan para hoy es simple-_ dijo el castaño sentándose para comer _ -Quiero que me acompañes a un lugar hoy-
-¿Si? ¿Qué pasa con el trabajo?- _ preguntó viendo con una ceja alzada a su pareja
-Es viernes, así que como el jefe que soy no iré a trabajar y tú, como tu propio jefe tampoco irás al restaurante- _ respondió sonando obvio
-¿Así funciona? Simplemente como jefes ¿no vamos a nuestros trabajos?-_ se giró para acomodar uno de los platos que había usado y se sentó junto a su novio para comer a su lado.