Todo Terminó

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- Bien, es aquí.- Fue lo que dijo Toñito montado en su jaguar una vez llegaron al lugar seguidos de sus tíos. Ahí vieron bastantes arbustos con las dichosas hierbas.

- ¿Cuánto necesitaremos cortar?- Fue lo que preguntó Bruno sacando la daga que fue su regalo de bodas, agradeciendo mentalmente que Dolores haya perdido temporalmente su don.

- El coatí me dijo que una sola rama tardaría máximo 20 en matarte después de empezar a sentirte mal.

- No se diga más.- Así Bruno cortó media decena de esas ramas con la daga, sintiendo un gran coraje y determinación por matar a su madre. Después de todos los años que estuvo controlando a la familia y lastimando a su amada Mirabel.

Con las hierbas en su bolsa de tela, volvieron a Casita.

- ¿Casita? Por favor, solo pido tú ayuda para esto.- Casi suplicó Bruno al recordar el estado en que se encontraba su esposa.- Sé que estimas mucho a Mirabel, y tanto tú como yo, no queremos verla sufrir.

Casita hizo caso y abrió un pasadizo que los llevó directamente a la cocina, donde a través de unas tablas, vio como un recipiente se deslizaba hasta quedar en la mesa frente a él, ahí estaban las hierbas para el té que tomaba Alma.

- ¿Esto está bien?- Preguntó Toñito algo preocupado de lo que sus tíos estaban por hacer. A lo que unas de las ratas de Bruno se subió a su hombro para tratar de tranquilizarlo.

- Hacemos esto por Mirabel.- Fue lo que dijo Agustín.- Tu abuela trató de matarla y no dudo que vuelva a intentarlo.  Si no lo entiendes ahora, quizás lo hagas cuando crezcas más.

Dicho esto, Bruno procedió a vaciar el recipiente para poner las hierbas venenosas, una vez tuvo la misma cantidad de contenido, lo cerró y Casita lo volvió a poner en su lugar.

Cuando los tres salieron de la casa, Bruno se voleó hacia Casita.

- Gracias Casita, estoy profundamente agradecido de habernos ayudado.- La vivienda agitó un par de veces las ventanas, y volvieron donde los Guzmán.

[...]

- ¿Cómo se encuentra?- Fue lo que preguntó Bruno al verla postrada en la cama, se veía tan tranquila durmiendo.

- Ya mejor.- Le respondió Julieta.- Los Guzmán me dijeron que pueden quedarse aquí todo el tiempo que quieran, yo debo volver a Casita, para confrontar a nuestra madre, y también debo ver con Agustín que es lo que deberíamos de hacer con Isabela.

- Gracias Julieta, ¿nos puedes dejar solos? Fue un largo día y solo quiero estar con Mirabel.

Julieta salió de la habitación dejándolos solos, por lo que Bruno se acostó en la cama junto a su esposa. 

- Ya tranquila mariposita, Alma no volverá a lastimarte, ya nos encargamos de eso.- Decía suavemente mientras acariciaba su rostro y pasaba sus manos por sus rizos.- Estaremos bien sin ella, y tú serás feliz. Te lo prometo.

XXXXX

Era el funeral de Alma Madrigal, los casi todos en el pueblo estaban ahí, pero ninguno se veía triste, mas bien estaban indiferentes. La mujer había perdido todo el respeto que la gente del pueblo tenía hacía ella cuando se supo lo ocurrido con Mirabel. Solo estaban ahí para verla por última vez, y con mucho odio.

Para aquella ocasión, tanto Bruno como Mirabel eran los únicos con color entre sus ropas negras. Habían optado por el verde.

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Nuestro Amor BohemioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora