Cora había conseguido su propósito, tenía el salvoconducto y, además, había ayudado a una reina que parecía darle miedo gobernar. En agradecimiento, le ofreció un caballo para poder viajar velozmente hasta el pie de la montaña. Bao Lere era su jinete y llevaba a la bruja delante suyo, protegiéndola con sus brazos.
A Cora le fascinaba la gran extensión de tierra que se perdía hasta el horizonte. En Tarare era imposible ver la grandeza del mundo a causa de los tantísimos bosques que rodeaban pueblos y aldeas por lo que, para la joven bruja, ver aquellas grandes llanuras era tan hermoso e impresionante como descubrir el mar.
Bao Lere pudo percibir los sentidos de la bruja al maravillarse de aquellas tierras y quiso contarle una historia que había pasado de boca en boca durante cientos de generaciones y que ahora era parte del folclore cardorita.
—Por estas tierras circulan leyendas que son incluso de gran entretenimiento hasta para nosotros, los siete — dijo el espíritu protector —. Cuentan los humanos que aquí se libró una cruenta guerra entre gigantes y ángeles cuando el mundo apenas si tenía forma definida. Los gigantes se enfadaron con los ángeles porque estos eran quienes tenían los misterios de la creación y no quisieron compartirlo con nadie más. Tales secretos encerraban las herramientas que daban forma a todo: la tierra, el mar o las estrellas. Pero también establecía conceptos como la vida y la muerte. Los gigantes creyeron que no se empleaba debidamente y quisieron usarlos para contribuir en darle forma al mundo, pero los ángeles, celosos de su poder, les privaron de tal derecho. Estalló una guerra por la posesión de los misterios y estos se acabaron perdiendo. Algunos eran herramientas divinas, otros eran textos cuyas palabras encerraban una poderosa magia, pero para usarlos precisaban de los Ingenieros. Sin esos místicos conocimientos, los Ingenieros no pudieron cuidar del mundo y este comenzó a pudrirse como lo haría una manzana. A los ángeles se les cayeron las alas y los gigantes se convirtieron en piedra. Estuvieron sentenciados pero antes de desaparecer del mundo hicieron un último pacto y encontraron de nuevo los misterios de la creación para guardarlo donde nadie jamás pudiera encontrarlo y poder evitar otra guerra que acabara con el mundo. Terminaron con su guerra pero jamás volvieron a ser quienes fueron. Los ángeles caídos se convirtieron en humanos y, las alas que se les cayeron, que emergían desde la misma alma, cobraron consciencia propia y de ella nació una nueva forma de vida alada. Los gigantes de piedra se convirtieron en las montañas que sujetan el cielo. Los nuevos habitantes del mundo pudieron prosperar en mitad del caos, pues uno de los misterios no fue escondido, sino que se dejó para ser encontrado. Es el misterio del acero, los conocimientos con el que creamos herramientas capaces de cortar la roca y con el que creamos casas y pieles para vestir. Algo tan simple como el acero, con el que podemos crear y destruir, incluso declarar la guerra. ¿Te imaginas que hubiera pasado de haber encontrado de nuevo todos los misterios?
De pronto, Bao Lere aminoró la marcha dándole órdenes al caballo.
—Ya estamos cerca.
La joven bruja no se creía lo que ocurrió: acababa de llegar al pie de la montaña cuando escasos minutos antes estaba muy distante, recién abandonando Norutieh.
—¿Cómo es posible? ¿Hace un momento estábamos saliendo de la ciudad? —preguntó.
Bao Lere sonrió.
—Eso, querida, es la magia de los espíritus: salvar grandes distancias en tan solo unos pasos es algo que solo nosotros podemos y sabemos hacer —dijo—. Justo delante de ti comienza un sendero que te guiará hasta un monasterio habitado por monjes. Llama a la puerta y diles que deseas ver a Tia Mon. Enseñales el salvoconducto y no pondrán ningún impedimento en dejarte pasar. Ellos te enseñarán el camino a seguir.
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La Joven Bruja de las Estrellas (Extendido)
Fantasia"Cora comenzaba a pensar en lo que se iba a encontrar tras adentrarse en la luz, cosas maravillosas, o quizás cosas horribles. Hubiese lo que hubiese, aquellos que allí vivían no le iban a permitir quedarse." Aventurate en esta fábula que une a niño...