A Minho le dolía la cabeza, el dolor estaba matándolo. Abrió los ojos lentamente, topándose con cuatro paredes que lo recluían, cuatro viejas y horribles paredes de un color azul deslavado. Lo único que había en el cuarto iluminado por un foco brillante era él, completamente atado y recluido a una silla y una puerta blanca frente a él.
Intentó moverse, pero su cuerpo estaba completamente fijo a la silla, la sensación familiar se sentía como una mala comedia en su vida, ahora de nuevo había sido secuestrado. Tampoco podía hablar ni gritar, había una cinta en su boca impidiéndolo, solo esperaba el momento en que alguien entre por esa puerta para torturarlo.
¿Qué había pasado con Hyunjin? Recuerda haberlo visto salir, con pena en su mirada, y después de unos minutos subió a su habitación para llorar en silencio hasta que oyó ruido en el primer piso y creyendo que podía tratarse de su hermana, bajó con esperanza, solo para toparse con personas vestidas de negro. De esto último solo tenía un muy vago recuerdo.
Había la posibilidad de que Hyunjin le hubiera estado mintiendo todo el tiempo pero, ¿para qué? no tenía sentido.
De repente escuchó voces del otro lado de la puerta y la perilla sonó, girando y la puerta luego fue abierta, por esta se abrieron paso dos siluetas aproximadamente del mismo tamaño que Hyunjin, pero había algo diferente en estas, lucían más livianas pero extrañamente aún más intimidantes, tal vez porque en tan poco tiempo ya le había perdido el temor al renacuajo, no lo sabía con certeza.
Ambas personas se colocaron a cada lado de él, y evitó dirigirles la mirada, no se les veía la cara, ni absolutamente ninguna muestra de piel expuesta, no había forma de identificar quiénes eran esas dos personas, y además, algo le decía, tal vez su sexto sentido o su conocimiento previo, que ambas personas eran chicas, usualmente estaría aliviado, pero ahora, al verlas vestidas de negro completamente, no era nada aliviador.
Una de las dos llevó la mano hacia su rostro, y aunque se apartó con miedo, la cinta de su boca fue retirada con violencia.
──Ahora confiesa. ──Habló una de las dos, con una voz femenina muy dulce, tratando de sonar intimidante, pero en ese momento, ese tono dulce lo estaba aterrando, no era que le tuviera miedo a una chica, solo que, estar atado a una silla sin poder defenderse, y en un lugar de mala muerte no le hacía sentirse nada valiente.
No dijo nada, no sabía qué se supone que era lo que debía de decir, Minho se limitó a bajar la mirada.
La otra persona le tomó del cabello, haciendo que mire hacia arriba. ── Será mejor que cooperes, ahora confiesa.
No entendía nada.
──¿Qué se supone que debo de confesar? ──Murmuró, con los ojos cerrados intentando aguantar el dolor de su cuero cabelludo siendo jalado sin piedad y la luz blanca dando directo a sus ojos que dolían.
──Te vimos entrar a aquella casa, ladronzuelo. ──El insulto había salido con rabia, pero la vocesita de la chica lo hacía gracioso.
Sin embargo no podía reírse, ellas de verdad iban con todo, eso hacía ver al secuestro de Hyunjin como unas vacaciones en la playa en comparación. Hyunjin no lo había golpeado ni torturado, pero ese par de locas probablemente si lo harían.
──Yo no estaba robando, no en mi propia casa.
No lo vió venir, pero la chica que no estaba sosteniendo su cabello se quitó uno de sus guantes negros y le dedicó una cachetada.
──Joder. ──Escupió con dolor, estaba seguro que las largas uñas de la chica habían quedado marcadas en su cara, y tal vez venían cosas peores.
ESTÁS LEYENDO
de la A(mor) a la Z(ombies) ─ minjin
Fiksi Penggemarִ ۫ ּ ﹅ 𝗵𝘆𝘂𝗻𝗵𝗼︖︕˖ ☆ ★ La humanidad enfrenta una catástrofe mundial, personas de todas partes del mundo comenzaron a padecer síntomas de zombificación aparentemente de la nada. Unos cuantos jóvenes sobrevivientes tienen que enfrentarse a la rea...