"Y cuando los acordes rasgaste
fui testigo del camino que iluminaste.
Blanco, naranja y azul
y tu mirada sobre mí cayó.
Nunca te decepcionaría
fue la promesa que desde ese día cantaría."
Miércoles, 8 de octubre, 2001
Observé la guitarra que mi padre sostenía en sus brazos. Estaba hipnotizado, no podía dejar de mirarla. Creo que estaba deslumbrado; nunca había estado tan feliz, ni siquiera cuando mamá me dijo que iríamos de vacaciones a Suiza a ver al tío Andrew. No podía creer que aquel instrumento fuera para mí. Simplemente no cabía en la felicidad.
Solté un chillido agudo, aniñado, y corrí hacia papá. Él me sonrió, y sus ojos se achicaron con el gesto.
Mamá miraba la escena enternecida, con los ojos cristalizados y una mano sobre la boca, tapando los sollozos que llevaba conteniendo desde hacía dos semanas. Siempre me preguntaba por qué lloraba, pero cuando trataba de cuestionarla, ella cambiaba de tema y simplemente decía que estaba muy feliz de que yo fuera su hijo, y que era un orgullo para ella y para papá.
Volví mi atención a papá. Él se había agachado, hincándose sobre su rodilla para estar a la misma altura que yo. Seguía manteniendo la guitarra en sus brazos. La reconocía. Era la suya, solo que con unos arreglos.
El color azul cielos y los dibujos de las claves de sol y corches decoraban todo el cuerpo del instrumento, pero lo que llamó mi atención era la frase que estaba escrita en negro en la parte inferior.
—Sigue tus sueños, incluyendo, aunque sea en recuerdos, a las personas que quieras en ellos. —La voz con acento británico de papá lo leyó por mí.
Esa oración no la entendí. Al menos, no en ese momento. Tuvieron que pasar unos mese para que cobrara sentido y lograra entender esas palabras.
—Feliz cumpleaños, campeón —dijo papá, entregándome la guitarra, que era casi de la misma altura que yo. La abracé y sonreí enseñando los dientes.
—Posad para una foto, de recuerdo —escuché decir a mamá. Resoplé.
—No. Fotos no, por favor —murmuré.
Papá rio.
—Solo una, cariño —insistió ella.
—¡Siempre dices lo mismo y acabas haciendo ochoci...cientos mi... mil! —exclamé, diciendo con dificultad el número.
Mamá enarcó una ceja, y solo ese gesto bastó para que me posicionara a un lateral de papá y él me abrazara, después el flas de la cámara me cegó durante un par de segundos.
—Llevaré esta foto a enmarcar, Richard, es hermosa —dijo ella, dirigiéndose a papá.
—Eso es porque mi hermoso niño esta en ella, ¿verdad Jaden?
Yo asentí.
Ese fue, sin duda, el cumpleaños que más me marcó, por diferentes motivos.
Sábado, 19 de abril, 2002
Mamá lloraba, y yo simplemente no entendía lo que sucedía. Estábamos en una sala con paredes blancas. Personas con batas del mismo color deambulaban de aquí para allá, mareándome.
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Una Melodía para Isla
RomanceIsla odia muchas cosas; muchas más cosas de las que ama. Jaden ama muchas cosas; muchas más cosas de las que odia. Isla odia el contacto físico. Jaden ama el contacto físico. Isla quisiera no tener padres. Jaden amaría tener a sus dos padres. Isla o...