5. Una visita\Una coincidencia

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Aquella chica sonrió,

sus amigos imitaron su gesto,

y por su camino partieron,

cuando ella se despidió,

sus ojos se cerraron con temor,

pues aquel monstruo, por fin la encontró.

Estaba claro que odiaba los hospitales.

Otra cosa que sumar a la lista del odio.

Odiaba ese olor característico que tenían, y obviamente también odiaba el ambiente que se formaba cuando entrabas. Era como si pudieras sentir la tristeza, el nerviosismo o la alegría de las personas que estaban allí.

Para algunos su vida acababa de terminar; para otros, una nueva oportunidad les había sido dada; otros se debatían entre la vida y la muerte; y luego estaba yo, yendo a visitar a una persona que no se había preocupado por mí desde que era una cría, y aun así no era capaz de darle la espalda.

Ajusté el gorro de lana de color blanco en mi cabeza y avancé hasta la recepción.

—Disculpa, ¿la habitación de Morgan Walker? —pregunté, apoyándome con la cadera en el mostrador.

—Piso tres, habitación 308 —respondió, mirándome de reojo sin prestarme demasiada atención.

Asentí y, sin agradecer ni despedirme, avancé hasta los ascensores. Llamé y esperé a que este bajara.

Cuando este llegó, entré. Había otras dos personas en el interior. No me interesé en ellas. Simplemente metí una mano en el bolsillo de mi pantalón y pulsé el botón del piso tres con la otra. Las dos personas se encontraban a mi espalda, y pude notar los carraspeos incómodos y las miradas cómplices que se daban entre ellos. Quizás fueran pareja; o amigos. A ser sincera me importaba lo mismo que la escuela, es decir, nada.

Comenzaron a cuchichear entre ellos, y yo solo pude soltar un suspiro de cansancio.

Odiaba los cuchicheos. Me hacían sentir como si estuvieran hablando de mí.

Lo cual tampoco me importaba, pero era molesto.

Igualmente, no hablé, ni me quejé, simplemente esperé a que el ascensor llegara hasta el piso tres y luego salí. ¿El problema? Ambos chicos salieron detrás de mí. Y todos caminamos por el mismo pasillo.

¿Incómodo?

Sí, demasiado. Y odiaba estar incómoda.

Por primera vez en mi vida quise comenzar una conversación, solo para romper este momento tan malditamente incómodo, y eso hice, solo que no de la mejor forma.

—¿Me seguís porque tenéis un familiar por aquí o porque me queréis pillar a solas para secuestrarme y venderme a viejos? —pregunté, deteniéndome y girándome para quedar frente a frente con ambos hombres.

Los dos imitaron mi acción, se miraron entre ellos y luego volvieron a mirarme a mí. Parecían gemelos malvados.

Tengo un poco de miedito.

Mirándolos bien, no eran muy mayores. Quizás estarían a finales de sus veinte o principios de sus treinta.

Uno de ellos era muy alto, con el pelo rubio platinado completamente desordenado y peinado hacia un lateral. Sus ojos eran de un color caramelo y su piel era pálida, casi como si de un vampiro se tratara. Me recordó por un segundo a Edward Cullen; luego estaba el otro chico, este era menos alto, aunque tampoco era bajo. Tenía el pelo negro como el carbón, rapado a los laterales y con unas mechas grises. Sus ojos eran de un azul claro, casi como el cielo, y varios lunares bañaban sus mejillas.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2022 ⏰

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