04.

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—Por favor, por favor, por favor..—insistía la castaña.—Por fis unnie, solo una vez, prometo no tocar, te doy mi palabra.—aseguró llevando su mano izquierda hasta su pecho.

—El corazón es del otro lado Minatozaki...

Sana puchereó.

—No importa, ¿Entonces si?

—No te dejaré tocar, ni ver mi trasero, ya te lo dije muchas veces y por más que preguntes una y otra vez mi respuesta siempre será la misma.— Sentenció, tomando sus cosas de sobre la mesa se levantó dispuesto a retirarse del lugar.— Me iré a casa ahora Shiba, nos vemos mañana.

—Te acompaño a tu casa.—propusó.

—Sana, vivo enfrente.—Le recordó.

La menor estaba avergonzada por haber olvidado ese pequeñísimo —"gran"— detalle.

—E-entonces te acompaño a la salida unnie..

Jihyo río con gracia negando levemente.

—Puedo ir sola, conozco el camino.

Se inclinó un poco quedando a la altura de la menor, que aún estaba sentada en el suelo, y dejó un casto beso sobre su mejilla dejándole en estado de shock.

—Hasta mañana, Shiba.—Le dio una última sonrisa mostrando sus blancos y relucientes dientes y abandonó el lugar.

—Hasta mañana unnie..—murmuró aún hipnotizada.

¡Mierda! ¡¿Cómo carajos se respira?!

Park Jihyo le ha dado un beso, en la mejilla, ¡Pero era un beso! Joder... Parecía una adolescente puberta y no una chica casi adulta de dieciocho años.

Es el efecto Park Jihyo. 

Nalgofilia Ꞝ SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora