03.

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Lo que debía hacer era fácil.

Uno: Buscar a Sana.

Dos: Hablar con Sana.

Tres: Convencerla de que deje de jugar.

Cuatro: Si la convence todo llega a su fin y ella estará feliz y tranquila.

Fácil.

— ¡Santa mierda, Minatozaki Sana!

— Oh, sí Hola unnie, yo también te extrañe hoy.

Park viró los ojos dejando su mochila en la entrada de su habitación acercándose a la menor que descansaba. — Muy, demasiado tranquila —Sobre su cama.

— ¿Cómo has entrado?

Sana se encogió de hombros.

—Como todas las noches.— Sonrió.

—Ah, oke- Espera ¿Qué? ¿Cómo es que-

—Shh.— La interrumpió poniendo una mano sobre sus labios para evitar que hablará.— Necesito hablar contigo de un tema serio unnie, ¿Puedes escucharme por favor?

Park fruncio el ceño y a modo de protesta siguió hablando en balbuceos inentendibles.

—Sin interrupciones ¿okey?

Con pesar la pelinegra asintió lentamente y por fin su boca fue liberada, se acomodó sobre su cama dándole a entender a la menor que tenía toda su atención.

— Bien— Comenzó— Le tengo una propuesta.

— ¿De q-

— Unnie, sin interrupciones..

— Perdón— Se disculpó.

Sana sonrió y se acercó más a la mayor quedando a centímetros de su rostro.

— Quiero..

— ¿Quieres..?

— Tocar su trasero— declaró.

Y Sana podría jurar que nunca en su vida una bofetada le había dolido más que la que recibió por parte de la pelinegra ese día.


Nalgofilia Ꞝ SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora