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Era un Lunes por la mañana, mi reloj marcaba las 8:07 a.m.

Estaba decidido a seguir durmiendo, pero el sonido de alguien llamando a la puerta hizo que saliera de la comodidad de mí cama, aún en pantunflas me dirigí a atender a quién sea que estuviera tras la puerta.
Al momento de abrir la puerta me encontré con un sobre en los escalones, miré a mi alrededor pero al no ver a nadie a mis cercanías tome el sobre y cerré la puerta.
El sobre contenía una carta y una caja de tabacos, tomé la carta en mis manos y comencé a darle lectura.

“Querido chico, se que es algo confuso, pero era necesario hacerlo.
Tal vez ahora te estés preguntando quién soy, o por qué escribo estás líneas, considerarme una admiradora, una admiradora que se mantendrá en secreto tras las sombras, te he visto demasiadas veces diría yo, por decir demasiadas me refiero a díez veces (así es, llevó la cuenta)
Espero te gusten los tabacos.
Atte. “A”

Después de leerla sentí un escalofrío recorrer mi espalda, me sentía observado, traté de recordar los nombres de las chicas que conocía ¿Anne? ¿Angie? ¿Alicia? ¿Anastasia? No tenía idea, supuse que lo más lógico sería pensar que era alguno de los chicos o conocidos incluso familiares que me estaban jugando una mala broma.

Intente volver a dormir pero mi esfuerzo resulto en vano, no podía descansar, la idea de pensar que alguien me observaba, perturbaba mí mente y me dejaba intranquilo.

darkness

𝘿𝙖𝙧𝙠𝙣𝙚𝙨𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora