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- Cielo!!! Tu brazo no está para nada bien - Exclamó mi abuela y se acercó a mi con suma preocupación - ¡Necesitan llevar a su hija a un médico, es urgente! - Llamó a mis Padres.
Mis Padres al mirar mi brazo no dudaron en actuar, Mamá se puso su abrigo, Papá intento encender el auto, pero esté no encendía, después de unos minutos se dió cuenta de que el auto tenía una fuga de aceite.
Me quedé parada en la acera observando a mi Padre, parecía frustrado y furioso, estaba tan molesto que cerró el capo de la camioneta con tal brusquedad que juro que todos los vecinos lograron escucharlo.

- ¡Mi auto! - Yo reconocía esa voz, y claro, era McCartney, todo ese asunto había hecho que me olvidará de él - ¡Por un momento pensé que estaban robando mi auto! - Sonrió al ver a mi Padre.
- No, solo fuí yo desquitando mi furia, pero admito que tú auto es un buen modelo - Comentó.
- Lo compré hace poco -
- Sí, eso es claro -
- Se que no debería de importarme, pero, ¿podría saber porque está molestó? -
- Oh, bueno, mi hija se fracturó el brazo, mi auto no enciende y no tengo ninguna otra manera de llevarla al hospital - Dicho eso mi Padre me señaló.
McCartney me miró, me quedé helada, me examinó y cuando su mirada se cruzó con la mía me dedico una bella sonrisa.
- ¿Puedo ver tu brazo? - Se acercó.
No sabía que responderle.
- ¿Puedo verlo? - Repitió.
- ¡Oh! Lo siento, si, si puedes -
- Vaya, necesitas ir a un hospital ahora mismo - Decía mientas sostenía mi brazo con delicadeza - No hay problema, yo puedo llevarte - Miró a mi Padre - Me ofrezco a llevarla, no soy un humano descorazonado para dejarla así -
- Está bien, gracias - Habló mi Padre.
- Ven - Hizo una seña para que lo siguiera, fuí detrás de él, abrió la puerta del auto y me ofreció a subir, su auto olía un poco a tabaco - No te preocupes, vas a estar bien - Encendió el auto.

...

Estábamos por regresar a casa, ahora tenía un yeso en mi brazo, afortunadamente el médico me dijo que sería por unas cuantas semanas.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - Inquirió.
- Claro -
- ¿Cómo fue qué terminaste con el brazo roto? -
- Me caí -
- Te caíste? -
- Si, me caí de una mesita de noche mientras intentaba mirar por la ventana -
Me miró, sonrió intentando no reír.
- ¿Qué hacías en una mesa de noche? Déjame adivinar, un chico, cierto? -
- ¡No! -
- Uno llega a hacer estupideces por amor -
- No es eso, solo que la ventana era muy alta -
- Está bien, te creó - Finalmente llegamos a casa, Paul estacionó el auto frente a casa de mi abuela - ¿Tú nombre es..? - Cuestionó antes de que yo bajará del auto.
- Adeline -
- Lindo nombre -
- Gracias, Paul -
- ¿Cómo sabes mi nombre? -
- Yo... Yo ví tu nombre en la licencia, tú licencia de conducir - Señalé.
Sonrió y paso su mano por mi cabello - Fue un gusto haberte salvado el brazo, espero verte de nuevo -
- Gracias, también me gustaría verte de nuevo, me agradaría - Me corregí.
- Espera, te ayudo a abrir la puerta - Apartó su mano de mi cabello, bajó del auto y abrió la puerta del copiloto para que yo bajará.
- Gracias -
- No fue nada -
- Mmm, nos vemos después - No quería despedirme de él nunca.
- Si, oye -
- Qué pasa? -
- Recuerda no volver a subir a las mesas de noche -
- Está bien, te lo prometo - Reí.
- Adiós - Me dió un cortó abrazo.

darkness

𝘿𝙖𝙧𝙠𝙣𝙚𝙨𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora