V.

34 9 1
                                    

Changkyun y el recién transformado Kihyun dejaron la cueva con dificultosos revoloteos mientras el nuevo vampiro se acostumbraba a sus nuevas habilidades, dejando apenas unas motas de polvo a su paso. Hyungwon escuchó atento sus pisadas sobre el riachuelo y un par de metros más lejos hasta que se perdieron en la profundidad del bosque, entonces se dispuso a regresar a su habitación, donde su propio dilema le esperaba.

No pudo dar si quiera un paso cuando vio a Wonho unos metros detrás de él, con lágrimas en los ojos y un gesto de súplica que no entendería de razones. Hyungwon no sabía qué podía decir o hacer para acallar todos esos pensamientos que se arremolinaban en la mente del humano.

A Hyungwon no le quedaban muchos buenos recuerdos, ni malos, a decir verdad. En determinado momento, su mente adoptó una organización sistemática de cosas que le eran útiles y cosas que no. Las memorias de cuando era humano, si alguna vez lo fue (hacía mucho de eso y Hyungwon ya no estaba seguro de si había pasado toda su existencia siendo un vampiro) estaban enterradas muy en el fondo, como pergaminos que al primer contacto con el exterior se redujeran a nada más que polvo.

Le quedaban algunas memorias que atesoraba, por supuesto, pero las mantenía lejos, abovedadas, antiguas reliquias de frágil valor, algunas descoloridas por el paso del tiempo y otras tantas nítidas. Y a Hyungwon no le gustaba pasearse por aquellos pasillos donde los recuerdos nítidos eran de alguna forma los desagradables. Sin embargo, ahí estaba, rebuscando en su mente alguna pista que le llevara a no sabía dónde. Lo tenía en la punta de la lengua, como el sabor metálico de aquel muchacho frente a él. Cálido, herido y hermoso.

Podía intentar explicarle lo mucho que se había culpado todos esos siglos con cada reencarnación, se preguntaba si era un castigo o un milagro que se le pudiera conceder una nueva oportunidad y cómo con cada una, terminaba por echarlo a perder. Lamentaba no haber podido estar ahí cuando lo necesitó, ni para responder a sus dudas ni para cuidarlo o acompañarlo en el lecho de su muerte. Incluso con Wonhee se preguntaba si la muchacha tuvo una buena vida, si se casó y tuvo hijos, o si llegó a ver a sus nietos. Pero no tenia las palabras adecuadas ni suficientes.

El humano no podría entender cuánto atesoraba el calor en su cuerpo, el aroma de su sudor y el rítmico latido de su corazón. Quería tener la oportunidad de verlo madurar y envejecer, observar las arrugas apareciendo en su rostro, su cabello encaneciendo, pero no quería verlo morir y eso lo complicaba todo.

Amaba tanto a Wonho como para ser egoísta y mantenerlo consigo por toda a eternidad. No obstante, era su humanidad lo que lo mantenía alejado de él.

No podía amarlo y quitarle la vida, aún si eso significaba estar juntos. Era un dilema, pero Wonho no entendía, no veía más allá del hecho de haber presenciado la transformación de un humano vinculado a un vampiro por más que sangre. Changkyun y Kihyun eran la probabilidad ante todo pronóstico en contra, la ventaja que tenían era que compartían una única vida. Para Hyungwon, aquella era la tercera, y una parte de él se preguntaba si volvería a tener otra oportunidad en caso de renunciar nuevamente a compartir su vida con él.

Pero Wonho era más determinado y terco que sus versiones anteriores y caminó hasta él con paso firme y decidido, se plantó frente al vampiro y le miró a los ojos. El aliento del humano le rozaba los labios en cada respiración y sus manos estaban tan cerca que de solo moverse un centímetro podrían entrelazar los dedos, pero Hyungwon se mantuvo quieto en su lugar mientras Wonho le examinaba el rostro.

—Ese humano... ¿tú lo transformaste?—murmuró.

—No. Lo hizo Changkyun.

—Pero lo permitiste. ¿Por qué?

—Sus almas... estaban unidas. Ocurre muy poco, hay algo... en sus ojos, su vínculo va más allá de esta vida.

—¿Y las nuestras no? ¿Es por eso que no quieres transformarme? —inquirió con el ceño fruncido y un infantil puchero. El primero era un gesto frecuente en Hoseok y el último de Wonhee, ambos descontrolaron por completo los pensamientos de Hyungwon.—No recuerdo mucho del pasado, todo está confuso y borroso. Estábamos juntos y luego me dejaste, después me encontraste pero yo... no era precisamente yo, y volviste a desaparecer. Entonces aquí me tienes, esperando que tomes el valor que has estado reuniendo todos estos años para que por fin hagas lo que debiste hacer desde un inicio.

La Cueva del Vampiro (2Won) MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora