Hyungwon no habría querido apartarse de lado de Wonho sin embargo, había asuntos que debían ser atendidos cuanto antes. Acarició el cabello del muchacho y susurró un arrullo e inmediatamente cerró los ojos, arrastrado por el sueño que el vampiro le había inducido.Al menos cincuenta vampiros estaban reunidos en la caverna central, y todos estaban furiosos. Hambrientos. Deseosos de sangre. Changkyun estaba apartado contra un muro, observando a los demás, retrayendo los labios de vez en cuando, mostrando sus brillantes colmillos a cualquiera que se acercara. Hyungwon frunció el ceño cuando al acercarse al segundo al mando, éste no le miró a los ojos como normalmente lo hacía, pero no le dio mas importancia. Changkyun era un ser extraño, incluso para ser un vampiro.
—Cazador o no, no puede permanecer con vida.
Los mismos murmullos provenían de todos lados. No había bandos. Todos querían obtener algo del humano, del intruso que por su propia cuenta caminó directo al matadero. Hyungwon sabía cuánto llevaban sin alimentarse, él mismo llevaba más de lo que cualquier vampiro hubiese resistido, pero el remordimiento le quitaba incluso el apetito, hasta que Wonho llegó. Tampoco sabía cuánto más podría resistirse a la calidez del muchacho, a su cuerpo. Su garganta quemó e incluso los colmillos se alargaron con el sólo pensamiento de probar su sangre. Como líder, debía mantener el orden y si eso incluía prohibir alimentarse de humanos por cincuenta años seguidos lo haría, así como sabía que en ocasiones debía dar su brazo a torcer.
—Nadie tocará al humano. Es mío. Me pertenece.
Changkyun desvió la mirada, claramente molesto, aunque se mantuvo en silencio. O al menos, lo intentó.
—No nos hemos alimentado en setenta y tres años, Hyungwon.
Vaya, habían pasado más de cincuenta años. Entonces debía haber dormido al menos ochenta años desde la última vez que se alimentó. La sed reapareció como fuego en su garganta. sus encías inferiores sangraron con el pinchazo de los colmillos superiores. Suspiró. Quizá esta vez, ambos brazos debían torcerse.
—Niégales una presa y se volverán contra ti.
Y sin más que una mirada, se marchó. Hyungwon miró el rastro del polvo que el revoloteo del vampiro provocó al marcharse. Meditando sus palabras, tratando de encontrar una solución que apartara del peligro a Wonho y que mantuviera a raya a los vampiros. Por fin, decidió que lo más sensato sería alimentarse, pero no quería provocar demasiadas bajas humanas.
—Hagan grupos de tres o cuatro y vayan, los quiero lo más lejos del pueblo como puedan. Tienen tres días.
Los vampiros sisearon en respuesta y fueron desapareciendo de la cueva. Todo se quedó en silencio, únicamente el murmullo lejano del río era perceptible por sus oídos. Aún más lejos, alguien se alejaba. Changkyun actuaba extraño, cosa que no era extraña porque desde que Hyungwon lo encontró, como una bestia hambrienta, alimentándose de un oso, extraño era la única palabra con la que podía describirlo. No obstante, Changkyun no era de los que se limitaban a mirar y en circunstancias normales, habría sido él mismo quien lo desafiara por el control del clan.
Ciertamente, el control y el silencio no eran algo natural en él y a Hyungwon le preocupaba que se debiera a tanto tiempo sin alimentarse. Luego cayó en la cuenta. Lo miró con un brillo escarlata. Un brillo que sólo se obtiene después de alimentarse frecuentemente de sangre humana. Changkyun podía ser salvaje y extraño pero no se atrevería a desobedecer su palabra. En otro momento averiguaría de qué se trataba. Tenía alguien más por quien preocuparse.
*
Changkyun sabía que Hyungwon no pasó desapercibida su actitud ante los reclamos del clan. Se sentía culpable por mentirle y de alguna manera contradecir sus órdenes. Él mismo siquiera podía explicarse porqué actuaba así, en contra de sus costumbres vampíricas, de todo cuanto Hyungwon le dio cuando lo encontró.
ESTÁS LEYENDO
La Cueva del Vampiro (2Won) MONSTA X
Fiksi Penggemar-Podríamos dejarte seco,-sugirió-turnándonos, una gota de tu sangre por vampiro, hasta que no seas más que huesos porque dudo que entre tanta mordida quedé algo de tu hermosa piel o mejor aún, podríamos beber de ti, de a poco, y antes de que cierres...