I.

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"Y en la profunda oscuridad permanecí largo tiempo atónito, temeroso... Soñando sueños que ningún mortal se atrevería a soñar jamás."

                                    Edgar Allan Poe. 

Rumania, 9:55 am. 

Llevaba más de dos horas caminando cuando por fin encontró lo que tanto ansiaba ver. Pedrera Vampirilor. La cueva del vampiro. 


No es que fuera la octava maravilla del mundo (y aunque las había visto todas, ninguna se comparaba con aquellos lugares en dónde las leyendas locales cobraban vida) pero había cierto misticismo adictivo que Wonho no lograba entender que le hacía buscar cada vez más a fondo lugares donde la gente decía haber visto, presenciado, escuchado, tener contacto con espectros y cosas sobrenaturales. No era el hobby más atractivo, lo tenía bastante claro, y era por eso mismo que hacía un par de semanas abandonó el grupo de excursionistas con el que viajaba para ir en busca de algo más. 


Fue en Londres dónde todo empezó, aburrido por las mañanas grises y las tardes lluviosas se vio obligado a permanecer en el hotel, dónde conoció a un matrimonio rumano que contaban excelentes historias de vampiros y hombres lobo, y cuál fue la suerte de Wonho que el hombre le había dado la dirección de su casa y muy amablemente le dijo que se pasará por ahí si alguna vez pisaba suelo rumano. Una semana después y harto del encierro, el espíritu aventurero de Wonho decidió hacer las maletas antes siquiera de fijarse en lo que estaba por hacer. 


Le llevó un vuelo, un viaje en bus al pueblo más cercano y tres horas de viaje en carreta (que creía extintos en aquel continente) cuando por fin dio con la casa de la pareja. Tenían poco de haber vuelto también de su viaje pero el señor, tan amable que Wonho quiso ponerle un altar, se ofreció a llevarlo tan cerca de las cuevas, dónde los avistamientos eran más frecuentes, como sus ancianas piernas lo permitieran. Se requirió de un día entero de preparación y medio día más para trazar el camino en un mapa e ir marcando un sendero para su retorno. Cuando volvieron a la casa Wonho se sentía exhausto y a pesar de ello, quería echar a correr tan pronto como le fuera posible, porque qué mejor lugar para ver vampiros que el hogar de los vampiros. 

Ahí estaba por fin, estaba sudoroso y con algún rasguño en el rostro y las piernas porque la vegetación era bastante frondosa y agradecía en parte que no se tratara de un clima caluroso, sino, las botellas que cargaba no habrían bastado. 


Logró ver un riachuelo que se adentraba en la caverna y aunque no estaba convencido de que el agua fuera bebible al menos podría refrescarse antes de seguir caminando, dejó su mochila y se quitó la gorra y los guantes para no mojarlos.  Estaba fría y resultaba un alivio quitarse el sudor y descansar un poco, Wonho podía ser capaz de ignorar el horrible olor a azufre si lograba mantener la respiración más de un minuto, con la cabeza casi metida en el agua era fácil perderse de los ruidos del bosque, así que no pudo distinguir qué lo había golpeado en la nuca haciéndole caer por completo en el río, ahora estaba empapado, lleno de lodo y... Wonho por fin reconoció el olor, el hedor que su mente había borrado por completo esperando jamás presenciarlo de nuevo, muerte. 

🦇 

Rumania, 12:17 p.m. 

Todo era un caos. Ruido. Voces. Gritos. Había demasiado alboroto como para poder seguir durmiendo, odiaba que cualquiera lo despertara, por más mínimo o insignificante que fuera el motivo, detestaba ser molestado de su sueño. 

La Cueva del Vampiro (2Won) MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora