IV.

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Regresar revoloteando hasta la cueva con el humano a cuestas había sido todo un logro y de haber tenido tiempo seguramente habría alardeado un poco al respecto.

Kihyun se removió sobre él, a pesar de las mantas que cubrían su pequeño cuerpo, el calor se desvanecía rápidamente y los segundos que tardaron en llegar hasta la caverna que Hyungwon habitaba fueron para Changkyun los peores en toda su vida.

Hyungwon los esperaba entre los túneles incluso antes de que entraran a la cueva, Changkyun no tenía tiempo de preguntar cómo lo sabía aunque no le sorprendió, aquel vampiro parecía tener todas las respuestas incluso a preguntas que no se atrevía a enunciar.

El jefe del clan de los vampiros le dedicó una mirada cargada de enojo y decepción aunque se mantuvo en silencio mientras Changkyun depositaba con suavidad el cuerpo del humano frente a él. Kihyun era una contradicción y Changkyun no sabía cómo lidiar con el pequeño cuerpo volviéndose un témpano glacial y sus mejillas al rojo vivo. Miró suplicante a quien era para él un padre.

—Te has alimentado de él.

Changkyun asintió ante la afirmación, temeroso de la súbita implicación de haber desobedecido la única regla que le había impuesto.

—¿Hace cuánto?

—Diez años... o algo así.

—Cielos Changkyun, es solo un niño.

—Lo sé.

🦇

Cuando los sirvientes abrieron la puerta Changkyun ya había atravesado el continente.

O eso hubiera hecho de no haberse quedado petrificado, anclado por el dulce y cálido sabor metálico de la sangre de aquel adolescente.

Como si se tratara de un acto bíblico, todos los sirvientes abrieron paso de la entrada hasta donde Changkyun se encontraba y no pudo escapar de aquella intensa mirada de ojos castaños brillantes. El muchacho sonrió apenas como quien ve un oasis a lo lejos en el infernal desierto, había alivio y esperanza en ellos. Vida.

De haber podido, Changkyun hubiera llorado ahí mismo sin importarle que los sirvientes lo vieran y se preguntaran porqué el amo Chae pedía que le prendieran fuego ante la llegada de un niño insignificante, un humano cuya vida arrancó de las manos de la muerte y que más tarde cobraría esa deuda.

Pero el chico ensanchó su sonrisa y echó a correr a los brazos de Changkyun sin que nadie pudiera impedirlo. Eran como imanes. El humano habría pasado sobre todo y todos de ser necesario y ciertamente, Changkyun habría hecho poco o nada para evitarlo. Sin darse cuenta, abrió los brazos en el instante preciso en el que el humano llegó hasta él y hundió su rostro en el pecho del vampiro mientras éste inhalaba el aroma de los cabellos negros. Dulce, vivo y cálido.

—Te encontré.

—Lo hiciste.

El humano miró a su alrededor por primera vez, el personal le miraba atónito no solo por sus acciones sino también por su aspecto. Si bien el menor parecía renovado y cualquier rastro de enfermedad fue borrado de su cuerpo, sus ropas sucias y desgastadas contrastaban con el impecable traje de seda del amo. Changkyun ordenó un cambio de ropa limpio y una última comida mientras se dirigía a su habitación lejos de la vista de los confundidos sirvientes que se dividieron entre terminar de empacar sus cosas y atender a sus órdenes.

Changkyun permitió que bañaran y vistieran al humano y se aisló mientras tanto. Su cabeza estaba hecha un lío y para empezar no sabía siquiera porqué el humano parecía seguir siendo humano. No fue hasta ese momento que cayó en la cuenta de lo que había hecho y que si alguien lo veía ponía en peligro no solo su secreto sino el de Hyungwon. Como un torbellino irrumpió en la habitación donde mantenían al humano y despidió a todos con un ademán.

La Cueva del Vampiro (2Won) MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora