Harry llegó al hospital por un dolor de cabeza y Louis es su enfermero, que está dispuesto a todo por salvarlo.
Esta es una historia triste con capítulos medios cortos. Espero que les guste <3
— Hola, eres Harry? — Preguntó el chico tímidamente. Estaba vestido con unos pantalones y remera celeste, típico atuendo de enfermero, y su pelo estaba medio despeinado. Sus labios eran finos y sus ojos azules como el mar.
Harry al fin contestó. — Si! Soy yo. — El chico entró y cerró la puerta detrás suyo. Se acercó a la cama saludando a ambos chicos con su mano.
— Bueno soy Louis, tu nuevo enfermero. Supongo que Luke te contó que se fué. — El rizado asintió. — Okey, me pidió que te cuidara muy bien así que espero que tengamos una buena amistad en este tiempo. — Ambos se sonrieron y se miraron a los ojos. Niall carraspeó y los miró con una sonrisa.
— Bueno yo soy Niall su mejor amigo, me vas a ver bastante seguido por aquí Louis.
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Nana fué una semana después a llevarle ropa limpia a Harry y unos chocolates a escondidas de los doctores. Se veía triste pero el rizado no quería presionarla y preguntarle qué estaba pasando pero ya estaba cansado de todo esto.
Cuando le dejó todas las cosas llegó Louis con la cena y estuvieron hablando con su abuela.
— Louis cariño, puedo hablar contigo un rato afuera? — Nana pidió sin mirar a su nieto.
Ambos salieron, Louis empujando la silla de ruedas. Se quedaron en silencio hasta que la abuela sacó un sobre de su campera. Era del hospital. Y decía el nombre de Harry.
— Qué es eso? — Preguntó el castaño con una mueca.
— Los resultados de Harry, necesito que me digas si es verdad lo que dice aquí. No le creo a nadie y solo quiero que mi nieto vuelva a casa conmigo sano y salvo. Louis, es muy grave esto. — Nana ya tenía los ojos llorosos y le entregó el sobre.
Louis, con un poco de miedo, lo agarró y sacó los papeles de allí. Comenzó a leer y miró a Nana triste. — Escucha, esto tiene tratamiento Nana no piense cosas malas en este momento, sí? — Ella solo lloró. Él se acercó y se hincó para poder abrazarla y decirle que se tranquilice. — Él no lo sabe, verdad? — La abuela negó.
— No puedo, sufrió mucho en toda su vida y esto haría que decaiga devuelta. No podría vivir otra vez con eso Louis. — Limpió sus lágrimas mientras guardaba los papales otra vez.
— No se preocupe, yo voy a hacer todo lo posible para que vuelva a casa Nana. Ahora necesito que usted vaya a casa a descansar, y si me permite, se lo tendría que decir. Él está como loco que quiere irse y en algún momento se acabarán las excusas.
Luego de un rato más hablando, Louis volvió a entrar a la habitación y se encontró con Harry durmiendo de costado.
Se acercó y sacó sus rizos de la cara para acariciar su mejilla con cariño. Una lágrima se le escapó y la limpió rápidamente.
Suspirando se acercó la silla hasta al lado de la camilla y se sentó a mirarlo. Podría tomarse como acoso o algo raro pero Louis estaba pensando. Él era tan bello para que la vida se lo llevara. Recordó lo que decía aquel papel, cáncer de cerebro.
No sabía lo que había vivido pero por como lloraba su abuela no fué nada lindo. Y ahora esto, él estaba dispuesto a ayudarlo y sacarlo a adelante aunque costara. Ni siquiera sabía si iba a poder pero no importaba, el chico con rizos necesitaba su ayuda y tenía que estar allí.
— Voy a estar para ti siempre Harry. — Tenía un gran nudo en la garganta pero siguió. — Pase lo que pase.
Se levantó y agarró la bandeja con la comida para llevársela. Al salir, Harry se sentó en la camilla con sus ojos cristalizados, se quería negar pero él sabía que era grave lo que tenía y ya tenía una idea pero simplemente no quería aceptarlo.
Se acostó devuelta e intentó soñar devuelta con su mamá para que lo tranquilizara pero no lo consiguió.
