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Cuándo Bright era niño, le hizo una pregunta un tanto cuestionable a su padre, este no la recuerda mucho, y sinceramente Bright agradecía eso pero, eso no aleja el hecho de que el jóven siga considerándola.

A decir verdad, Bright tampoco la recordaba tanto, pero la palabra "gustar" sigue en su mente desde aquel momento,
La pregunta fue, "¿Es normal que me guste una niña y un niño?", el padre de Bright lo dejó pasar, pero aún y así, no se salvó de un castigó aquel día.

El hombre pensó que solo se trataba de una confusión en la mente de su hijo, el querer y la admiración se mezclan y no lograba distinguirlos, sin embargo, Bright, cómo dijo, solo era un niño, no sabía lo que decía, quizá su padre tenía razón, estaba confundiendo sus sentimientos, o quizá no.

La homosexualidad está prohibida, quien guste de alguien de su mismo género no logrará entrar al reino de Dios, y como siempre, el padre de Bright quiere lo mejor para el, ¿No es así?.

Bright, con tan solo seis años de edad, se preguntaba el porque de tanto alboroto en su cuadra, un grupo de personas desconocidas visitaban su hogar para verlo a él, ¿A caso era una atracción para los demás?

Lo siguiente que recuerda es a su padre empacando sus cosas para mudarse a Londres.

Bright y su padre se encontraban haciendo algunas comprás a las afueras de las calles de Londres como todos miércoles, los puestos de vegetales eran lo más común de ver entre todos los puestos, así que, no esperes ver muchos puestos de comida rápida ahí.

"Muchacho, ¿Porque no vas a buscar algo de espinacas para el desayuno?", propuso el mayor a su hijo, este sólo dió como respuesta un "mh" lo que significaba "si".

Entonces comenzó su búsqueda hacía las espinacas, entre todos los puestos resaltaba uno para Bright, se veía higiénico y de muy buena calidad, estaba decidió en comprar su alimento ahí, sin embargo una voz hizo que su decisión fuera revocada.

"Hey, fíjate por dónde caminas, niño".

La voz de una mujer llamo su atención, parecía estar reprendiendo a alguien su curiosidad incremento al ver de quién se trataba, se imaginaba verlo en aula de su padre, pero jamás en una situación cómo ésa.

"Lo siento mucho señora, por favor, ¿podría devolverme mi boina?", se trataba de Win, quien pedía suplicante, nervioso y atemorizado por el gran tamaño de la femenina su boina   francesa, pues antes de que la mayor tomara la prenda ajena, Win había pisado su pie accidentalmente.

"No te daré absolutamente nada, niño, deberías mejor aprender a respetar a tus mayores", inquirió indiferente la contraría, arrugando con burla aquella prenda, Win la miró preocupado.

"Disculpe,¿Podría atenderme, por favor?", Bright intervino en aquella discusión rápidamente, la atención de el chico se fue de la femenina pará reemplazarla por la totalidad del chico.

"C-claro, ¿Buscas algo en especial?", Win se posicionó frente el joven haciendo una reverencia, trataba de tranquilizarse después de aquella difícil situación, pero le resultaba casi imposible.

"Mh, espinacas", respondió sin más.

"Oh, claro que sí".

Comenzó a empacar rápidamente el producto, claro, cuidando que no se dañara éste, su mirada comenzó a hacerse débil,estaba desanimado por su boina, era la única cosa de su posesión relacionado con el arte, aunque no podía usarla en casa, le gustaba traerla consigo casi todo el tiempo.

"Aqui, tiene"

Dijo Win casi en un suspiro extendiendo su mano para entregar el producto a él contrario sin tan siquiera mirarlo, supongo que además de sentirse desanimado, se sentía un poco avergonzado por lo que acaba de ocurrir, no poder defender lo suyo no era digno de aplausos.

Continúo con su mano extendida, y no entendía el porque, decidió mirar por fin al frente, logrando observar un chico serio,mirándolo fijamente, de pronto miró el producto que extendía su mano, supuestamente debían de ser espinacas.

"Disculpa, ¿Porque no tomas el producto?", Río nervioso ante la profunda mirada de aquel chico, se veía, ¿Molesto?.

"Esto no es Espinaca, es Rúcula", sus labios luchaban levemente con él tratando que una risa traicionera no saliera e hiciera sentir mal a aquel pobre chico, lo que fue inútil, pues Win logró notarlo, aunque está vez, alguien se estaba riendo de él, sabía que no lo hacía con una mala intención.

"Lo siento", el azabache decido tomárselo con gracia, sería inútil comenzar una pelea de nuevo, Bright lo miró raro, ¿Acaso de acaba de disculpar?.

"¿Porque me pides perdón, hiciste algo malo?", Preguntó el castaño cerrando sus ojos por un momento, su sonrisa burlona seguía ahí, como si fuera todo un sabio, cruzó sus manos, y Win alzó levemente sus cejas al escucharlo, eso era lo que la gente hacía, ¿No?.

"Supongo que me dejé llevar por la culpa, lo siento", Rascó con nervios su nuca, Bright rodó los ojos y negaba con la cabeza un tanto divertido, Win al darse cuenta de sus palabras volvió a disculparse.

Después de una corta charla, win al fin le entregó lo que buscaba a Bright, las espinacas, ambos se despidieron y el castaño volvió a casa con su padre, mientras que Win, continuaba con su trabajo en aquellos puestos, esperando a un cliente más.

La tarde se hizo presenté el Dorset, Londres, Bright solía recorrer las calles con su bicicleta, amaba sentir la fresca brisa golpear su rostro llenandolo de vida por un buen momento, cuándo terminaba su recorrido llegaba a una playa considerablemente lejos de su hogar, dejaba su medio de transporte a un lado de el y se sentaba en la arena a ver el atardecer alejarse, algunas veces llevaba su guitarra consigo y tocaba para el mismo, amaba esos pequeños momentos llenos de amor y pureza, decía que era una manera de escapar de su realidad, ahora que está en vacaciones de verano no podría ver a sus amigos y novia, pues vivían en otra cuidad.

La tarde al fin se había escondido, reemplazandola por la hermosa noche, la brisa se torno fría en lugar de fresca, las estrellas lo miraban a los ojos allí sentado en la amarillenta arena.

Después de un corto lapsos de tiempo, Bright se propuso a poner de pie y marcharse del lugar, pero la silueta de una persona caminando lentamente por las oscuras calles lo hizo detenerse, no porque le tuviera miedo, si no porque se veía como alguien destruido, acabado y algo somnoliento.

Entonces fue hacía el, se acercó intentando distinguirlo pero la luz de la luna era la única iluminación en el lugar la cuál no era suficiente para poder si quiera verse a los ojos.

"¿Porque te acercas a las personas de esa manera, no temes morir?", esa voz sería imposible de ser irreconocible, el chico de las Espinacas.

"Hubiera temido más si no fueras tú", Respondió en un tono despreocupado y divertido.

"¿Tú?", al parecer Win también lo había reconocido, aquella voz tan segura de si misma, sarcástica y generosa, una combinación rara, o quizá única.

"¿Que haces aquí, necesitas ayuda?", Preguntó Bright al recordar cómo había observado al chico, este rápidamente negó con su cabeza y dispuso a seguir con su caminata.

El castaño deseaba detenerlo, pero sería inútil, ¿De que le serviría?, De un momento a otro, un faro de luz se había encendido, dejandolo ver la figura de aquel joven cargando un gran lienzo de pintura consigo, además de estos también tenía consigo pinceles y sus manos estaban terriblemente manchadas, de pronto, se percató de que todo aquel material fue arrojando hacía un estante de basura

Bright abrió sus ojos en grande, y pensar que aquél dulce muchacho del puesto de vegetales iba a desperdiciar aquel material, decepción, era lo que sentía.

Por otro lado, Win, que más quisiera llevar a casa junto a él aquel lienzo de pintura y aquellos pinceles, sin embargo, ya sabemos lo que su progenitora piensa sobre eso, lo odiaba, odiaba el sentimiento de sentirse insuficiente para afrontar a su madre, pero la ama, la ama demasiado y se odiaria a si mismo por hacerla enfadar.

"Hijo, cómo te ha ido en las clases de guitarra?", una mujer, de alta estatura, cabello azabache y complexión delgada hablo entusiasmada al ver a su querido hijo entrar por la puerta de su hogar.

"Ah, ¡me fue bien,madre!", Sonrió de oreja a oreja ocultando sus ojos, la femenina sin duda amaba ver a su pequeño hijo feliz, sin embargo, había un pequeño problema, él no lo era.

Painting and Freedom | BrightWin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora