11

21 1 0
                                    

-¿Que hace aquí Giovanna?.- pregunta mi amiga mientras se pone su bañador.

-No tengo ni idea, pero lo averiguaremos pronto.-

Giovanna casteli, una hija de una contadora muy conocida en Roma y hija de un empresario importante. Recuerdo que siempre nos hemos llevado mal, Giovanna suele ser la típica hija de papá, insoportable, a la cual siempre cumplen sus caprichos. Se porta como es debido, no hace desastre y siempre ayuda a su padre con obras caritativas. Desde que tengo memoria nos hemos llevado fatal, pero hemos aprendido a soportarnos un poco o por lo menos a fingir que nos soportamos.

-¿Me das una cerveza guapo?.- sonrió coquetamente.

No niego que al principio me aterre, con besar a Alex, pero ahora siento la necesidad de volver a probar esos labios que me hicieron, ver lo que era un beso de verdad. Lo malo es que no me pasa solo con él, ya que con él pelirrojo, me pasa exactamente lo mismo.

-¿Qué ahora mi ignoras?.- pregunto acercándome a él.

Está en traje de baño, sin remera, puedo disfrutar de cada línea de su pectoral marcado. La verdad es que Alex es muy ostentoso, tiene un estupendo cuerpo.

-¿A que juegas?.- pregunta y yo frunci el ceño.

-Especifica.-

-Vienes me probocas, luego te marchas, para luego volver y volverte a marchar.-

Me acerco a él y tocó su mano jugando con sus dedos.

-No juego a nada es lo que soy.- admito sin dejar de tocarlo.

Él simple acto de tocarlo me da escalofríos y miedo a su vez. Pero trato de ignorarlo, porque siento el cosquilleo del ataque acercándose.

-¿Que es lo que deseas de mi Clara?.-

-Muchas cosas.- sus ojos me miran fijos.

Veo sus pupilas dilatadas y la picardia que hay en ellas, llenos de deseo y lujuria.

-Pero por ahora tomaré esto.- me acerco a él pegándome aún más a su cuerpo, tomo una cerveza y me la llevo.- Te veré luego.-

Me acerqué a Eric y a Tris. Hablamos de todo, reímos y nos emborrachamos.
Cuando me dí cuenta que estaba lo suficientemente ebria, decidí subir a la piscina climatizada.

Pos suerte no se encontraba nadie, me encendí un cigarro y me senté al orilla de la piscina.

Muchos dicen que un borracho no mide sus acciones y no piensa, cierto, pero creo que a veces sobrebaloramos demasiado a la mente. No nos damos cuenta de que aveces nuestra cabeza trabaja más de lo necesario y muchas veces suele ser más en estas circunstancias.

Cuando uno está ebrio piensa en todo y en nada a su vez, son diferentes facetas que pasa uno en su estado de ebriedad.
La que yo estoy teniendo justo ahora es la estúpida que se va, porque que sentido tiene ponerse a ver, las distintas faces de un ebrio o estoy en un viaje astral que no planee o me estoy volviendo loca.

-¿Interrumpo?.- pregunta una voz que me pone la piel de gallina.

-No.-

-¿Eres de las que se esconde y tiene ganas de resolver problemas que hay en él mundo?.- reí.- Porque si ese ese el caso, te digo que siempre va a estar jodido.- me mira divertido.

-No, no tengo tiempo para los problemas del mundo.-

-Claro, porque tú problemas es ver a quien llevaras a la cama hoy.- Río porque aunque no lo admita, la idea ronda por mi cabeza.- Me gusta tú risa y sonrisa.- me dice serio.

¿Él o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora