- Acá es - dijo mi amiga cuando estacionó su auto frente a una casa blanca de dos pisos
Miré la vivienda, era enorme y muy lujosa. No me sorprendía en lo absoluto ya que estaba acostumbrada al nivel de vida que mantenía Eduardo y suponía que su hijo iría a vivir en un lugar similar de este estilo.
Lo que era sabido es que, con 4 adolescentes músicos viviendo juntos allí adentro, la casa iba a terminar destruida. Nada que ver a como estaba ahora.
- ¿Qué estamos esperando para bajar a bailar y tomarnos todo? - le contesté a Lula
Las dos reímos y salimos del auto con ganas de pasarla bien.
Mi mejor amiga lucía un vestido rojo pegado al cuerpo con unas sandalias plateadas y su pelo rubio suelto. En cambio, yo me había decidido por un conjunto negro con brillos y había atado mi pelo en un rodete alto para hacer resaltar mis pendientes. Ambas estábamos hermosas, listas para romper corazones como solíamos decir.
Al ingresar a la nueva casa de los chicos, la música retumbó en mis oídos y el olor a alcohol mezclado con marihuana estaba demasiado presente.
- ¡Chicas vinieron! - nos saludó Enzo apareciendo delante nuestro y rodeandonos en un abrazo
Sonreí para corresponder su saludo y luego él nos indicó en dónde estaban los vasos y las bebidas, para despues irse a hablar con otras chicas que estaban bailando en una esquina.
Por nuestra parte caminamos hasta donde nos había señalado Fmk, que ahora supe que ese era su nombre artístico, y empezamos a preparar nuestros tragos. Yo elegí tomar un vodka con jugo y mi amiga un fernet para empezar la noche tranquila.
Mientras vertía la bebida blanca en el vaso, sentí como unas manos me agarraron de la cintura y me obligaron a darme vuelta.
Ahí estaba Thomas.
- Hola Ludovica - susurró el morocho muy cerca mío - Que hermosa estas
No voy a mentir, estaba esperando verlo allí dentro. Lo había buscado desde el momento en que llegué con el objetivo de encontrarlo entre todos los presentes.
Él también estaba muy lindo. Tenía puesta una camisa blanca algo suelta y unos pantalones negros con zapatillas Jordan rojas, blancas y negras. Su pelo estaba peinado hacia un costado, como lo llevaba casi siempre, y sus ojos tenían un leve color rojo.
- Hola Thomas - le respondí también en voz baja
Lula, a nuestra derecha, nos miraba de reojo. Se hacía la tonta simulando que preparaba su fernet, pero yo sabía bien que nos estaba prestando toda la atención.
Rusher me acarició el brazo y después me agarró de la mano, entrelazando sus dedos con los míos. Tiró de mí y empezó a caminar en dirección a las escaleras. Giré la cabeza mientras iba detrás del chico para mirar a mi amiga y esta me guiñó un ojo a la vez que con sus manos me hacía señas inapropiadas.
- ¿A dónde vamos? - le pregunté curiosa al ver que subíamos al segundo piso de la casa
Él no me contestó nada, solo se limitó a seguir avanzando.
Una vez que terminamos de subir al segundo piso, me encontré con un pasillo con cuatro puertas a sus costados. Supuse que eran las habitaciones de cada uno de ellos.
Thomas no tardó un segundo en soltar el agarre de nuestras manos para esta vez tomarme por la parte baja de mi espalda y empujarme contra él. Gemí de sorpresa porque no me esperaba que hiciera eso, pero al segundo también le seguí el juego y junte mis labios con los suyos en un beso intenso.
Nuestras bocas disputaban un juego que parecía no tener fin. Nuestras lenguas se encontraban una y otra vez, y las respiraciones cada vez se iban haciendo más pesadas.
- No me dejaste disfrutar un segundo de la fiesta - le reproché cuando me separé para tomar aire
Mi acompañante río.
- Conmigo vas a disfrutar bastante, vos quédate tranquila y relajate - habló con su voz agitada mientras dirigía sus labios a mi cuello
Dios, mi debilidad era esa zona.
Hice mi cabeza hacia atrás para darle un mayor acceso y Thomas lo recibió gustoso. Él siguió besando, chupando y mordiendo mi piel caliente hasta que sentimos que alguien se aclaraba la garganta.
Nos separamos enseguida y vimos que un chico con el pelo mitad negro y mitad rubio estaba parado en el pasillo mirando toda la escena con una sonrisa en su rostro.
- No quise interrumpir, pero menos mal que los vi yo y no otra persona - nos dijo entre risas - Vayan a una pieza mejor
Thomas largó una breve carcajada y volvió a tomarme de la mano para, esta vez, abrir la puerta de una de las habitaciones y guiarme dentro de la misma.
Una cama de dos plazas fue lo primero que note al entrar. Además, cuadros de diferentes bandas estaban colgados en las paredes y un escritorio lleno de papeles y discos se encontraba a la izquierda de la cama. Todo muy ordenado y sencillo, a decir verdad.
- ¿Vas a seguir analizando mi pieza o podemos hacer otra cosa? - volvió a hablarme Rusher llamando mi atención
Me acerqué a él y pasé mis manos por detrás de su cuello, haciendo puntas de pie para llegar ya que era un poco más alto que yo. Uní nuevamente nuestros labios empezando un beso fogoso que buscaba demostrarle las ganas que tenía de que algo pasara entre nosotros.
Me guió hasta la cama, aún besándonos, y caí de espaldas en esta. Thomas se subió encima mío y, poco a poco, recorrió con su mano todo mi pecho y abdomen hasta llegar al cierre de mi pollera. Mi piel ardía bajo su tacto.
Sus dedos desprendieron dicho cierre y levanté mis caderas para que, en un movimiento, terminara de quitarme la prenda. Con mis manos apresuradas desabotoné su camisa, rompiendo algunos botones en el intento, y la tiré a algún rincón de la habitación. La ropa me incomodaba, necesitaba sentirlo piel a piel.
Lo empujé para que ahora quedara él acostado sobre el colchón y me subí a horcajadas sobre su pelvis. Lo sentí duro debajo de mí y sonreí orgullosa por poder ponerlo de esa manera. Lento, fui bajando sus jeans y después acaricie su miembro por encima de su bóxer.
- Dale - rogó algo alterado - No seas mala
No esperé más tiempo y saque sus calzoncillos para poder complacerlo.
Que buena noche me esperaba.
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Sugar Boy | Rusher King
FanfictionProbé tu piel, sabor a miel, y la quiero otra vez más