wolf's gaze,, minchan

02

Siente toques suaves e insistentes hasta que Minho poco a poco abre los ojos. Frunce las cejas, bostezando y estirándose en el asiento del coche. Un olor fuerte a cambiaforma grande se cuela por su nariz, el bosque casi parece saludarlo y entonces recuerda que se subió a la camioneta de un lobo alfa completamente desconocido. Inevitablemente, se asusta, su corazón comienza a bombear muy fuerte y con ojos saltones se sienta mejor en el copiloto. Puede sentir el miedo de su conejo interno queriendo salir para huir, hasta que nota que están aparcados en una gasolinera, ya en la ciudad y que él está bien. Disimuladamente palmea su pecho y su estómago buscando algún indicio de dolor, pero no halla nada de qué preocuparse; está enterito desde las orejas largas hasta la colita esponjosa no físicas.

No quiere ver al lobo a su lado, prefiere inspeccionar el lugar donde están. Es una gasolinera como cualquier otra, bastante tranquila por la mañana, hay muy pocos autos aparcados y otros dos llenando sus tanques, la tienda frente a ellos abierta, puede ver un par de compradores merodeando por ahí, sin ninguna preocupación aparente. Al parecer la lluvia no duró mucho, aunque todavía hay nubes grises en el cielo matutino, los charcos grandes y pequeños cubriendo el suelo de cemento del establecimiento y el frío que deja la lluvia después.

Estoy bien. Estoy vivo. Deja salir un suspiro de alivio.

─ Me di el atrevimiento de ponerle gasolina a su moto para que pueda seguir su camino, espero que no le moleste ─ el lobo le dice con una sonrisa apenada, rascando un poco su nuca. Minho finalmente lo mira, notando que sus orejas se ponen rojas.

─ N-no… no debió, yo… ¿cuánto es?

─ Oh, no, no se preocupe. Considérelo un regalo.

Pero el conejito se pone incómodo por ello. ─ No me gusta sentirme en deuda… ya me trajo hasta aquí y encima le puso gasolina a mi moto, ¿al menos puedo comprarle algo aquí?

─ De verdad, está bien.

─ Pero…

El lobo suspira, adivinando que el conejito no va a desistir. Así que lo piensa, tamborileando los dedos en el volante. ─ Creo… que con saber su nombre es suficiente ─ le echa un vistazo, notando esos ojitos grandes mirarlo fijamente.

─ Oh… soy Minho, señor lobo.

El aludido se ríe suave. ─ Y yo no soy un señor, apuesto a que apenas soy un par de años mayor que tú. Soy Chan, ¿qué tal si nos tuteamos?

─ Sí, señor-es decir, Chan… ¿hyung?

Chan sonríe, quiere decirle que es lindo, porque lo es. El conejito de verdad es tan adorable, con esos grandes ojos y ese delicioso olor dulce. A pesar de verse construido incluso bajo ese suéter blanco y la chaqueta de cuero negra, pantalones cargo del mismo color, todos esos piercings en sus orejas humanas, uno en la ceja y otro en el labio inferior, también notó tatuajes en su mano, alcanza a ver que en sus nudillos tiene escrito "angel", en su dedo anular tiene unas pequeñas alas de ángel y en el índice una corona de rey. Tiene el cabello atado en una coleta pequeña detrás de su cabeza y puede ver el rastro fantasma de una barba en su mentón. En realidad, Minho se ve bastante masculino desde el estereotipo incluyendo la motoneta Italika negra y esas botas de motociclista, pero tiene algo en su aura que es tierna. El lobo no puede describir exactamente qué es, quizás se trate de su olor o que es muy educado, pero el conejito solo le provoca ternura.

Pero no le dirá eso, porque no quiere incomodarlo o asustarlo de más. Es obvio que está tratando de controlar su miedo para que no sea evidente, pero Chan puede olerlo. Tampoco le sorprende, a menudo se encuentra con especies pequeñas que aberran su presencia solo por ser un cambiaforma lobo alfa, incluso entre los propios cambiaformas grandes existe la desconfianza, pues con tan mala fama nunca se sabe quién realmente puede atacar o no. Chan no culpa al conejito, él también desconfiaría de un lobo como él si fuera al revés. Así que el pensamiento de mencionar lo tierno que es se lo guarda para sí mismo.