Puede oler a un lobo, sus orejas de conejo se estiran todo lo que pueden para buscar mejor el sonido, su nariz moviéndose para captar el olor. Huele a bosque, está en uno. Hay hojas caídas que crujen bajo sus patitas peludas, el aroma de los pinos y las bayas silvestres se cuela por su nariz, pero sabe que no se trata de la naturaleza, es ese lobo. Escucha sus pasos ligeros que se aproximan cada vez más, hasta que escucha una respiración pesada en su nuca. Sin embargo, no tiene miedo. Su pelaje se eriza de anticipación, dándose la vuelta, finalmente mirando al lobo. Es enorme, de pelaje blanco y llamativos ojos cian que parecen brillar como la luna en el cielo nocturno. Tiene colmillos grandes y aterradores, pero no está asustado.
El lobo lo olfatea, su respiración husmea por sus orejas y sus mejillas, incluso permitiendo que el conejito de monte lo huela también. Es tan extraño, sabe que este lobo no le hará daño, sabe que lo protegerá incluso sin conocerlo. Es tan grande, pero se siente tan protector, hay algo en él que se siente tan íntimo, hay un tirón suave en su alma que lo invita a confiar en ese enorme depredador incluso cuando podría parecer una terrible idea, el conejito de monte siente que ya lo conocía de antes. Hay algo en su aroma que se siente familiar, las bayas, los pinos y las hojas caídas del bosque lo hacen sentir en paz, sabiendo que de alguna forma, no hay otro lugar más seguro para él.
El lobo alza el hocico a la luna, aullando un llamado a su conejo y entonces, hay un pitido constante insistiendo en sus oídos.
Minho abre los ojos, su vista enfocando el techo de su casita, parpadeando varias veces antes de girar la cabeza y apagar la alarma de su celular. Son las cuatro en punto cuando se está despertando, sus ojos arden y pesan, gigantescos bostezos se escapan de su boca y su cabeza duele un poco por la falta de sueño, pero ya necesita pararse de la cama para comenzar su día, así que eso hace. Se sienta en el colchón, las sábanas delgadas cubriendo la desnudez de sus piernas, se frota el rostro y se da palmaditas para terminar de despertar su mente todavía aturdida por el sueño. Decide tomarse solo unos segundos así, mirando ningún punto en particular en medio de su cama, la última imagen de su sueño todavía muy fresca en sus recuerdos junto a ese aroma boscoso que se filtra en su nariz.
Gira un poco la cabeza, mirando la chaqueta de ayer colgada en la silla giratoria de su escritorio; el perfume del alfa se siente ya un poco disuelto, pero todavía es lo suficientemente fuerte como para que Minho pueda disfrutarlo un poco más. Solo lo respira, negándose a pensar demasiado en el porqué de esa nueva necesidad por tener ese olor en su nariz, solo disfrutando de la ligera brisa de feromonas alfa.
Con otro bostezo abriendo su boca, finalmente se pone de pie.
No hace falta una ducha, lo hizo antes de dormir para ahorrar tiempo, se cepilla los dientes mientras se peina el cabello, coloca un parche cuadrado en el cuello y se rocia un spray neutralizador por el cuerpo que oculta su olor, mientras termina de arreglarse, prepara su desayuno mientras acomoda sus cosas en su mochila y diez minutos exactos ya tiene todo listo. Billetera, llaves, lonche, laptop y cargador.
Está por colgar la mochila en sus hombros cuando sus ojos se dirigen hacia la chaqueta de cuero descansando en la silla, la mira fijamente por un largo momento. Lo piensa mucho, mordiendo su labio inferior inseguro, hasta que termina optando por tomarla y ponérsela encima, sintiendo la ráfaga de feromonas alfa que pronto envuelven su cuerpo y llenan su nariz deliciosamente. Su conejo se siente tranquilo y seguro en el aroma, tanto que justo en ese momento se da cuenta que se trata de un buen match. Lo imaginó antes, pero hasta ese momento Minho no había querido indagar algún significado subyacente a la necesidad de buscar el aroma alfa, pero ya no puede seguir ignorando a su omega. Sin embargo, no tiene ni idea del grado de compatibilidad. Apenas puso algo de atención a las sensaciones alrededor del alfa ya que se hallaba un poco más asustado junto al desconocido lobo como para notar que la desesperación de su omega no se debía al miedo.
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wolf's gaze,, minchan
Fiksi Penggemarconejito minho tuvo un muy mal comienzo de día. está varado a mitad de la carretera completamente solo, a cuatro horas de la ciudad, la lluvia se está formando en el cielo, va muy tarde a su primera clase y se encuentra muy cerca de la manada de lob...