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Desperte con una sensación cálida en mi cuerpo. Kan estaba acurrucado con la cabeza sobre mi vientre y las alas desplegadas a un costado. Me encontré sobre el brazo de Keigo y entre sus alas.

Keigo tenía una forma peculiar de dormir y no había cambiado nada en los últimos años.

Nos cubria a los tres de forma protectora con sus enormes alas y descansaba su cabeza sobre mi pecho con los rizos revueltos.

Guíe mi mano sobre ellos y los acomode revelando su hermoso rostro sereno.

—despierta—susurre en su oído—es hora de despertar, Keigo.

Se removió y revoloteo esas largas pestañas mientras abría los ojos aún adormilados.

—despierta mi amor—le susurre a Kan y le bese la frente para despertarlo.

Keigo retiro sus alas y se levantó. Sentí la calidez desaparecer y Kan también debió sentirla porque se levantó con el ceño fruncido.

—buenos días—saludo tallando sus ojos.

—buen día—respondimos Keigo y yo.

Me levanté y observé el desastre de almohadas y mantas regadas por todo el piso.

—ustedes dos, levantense y recojan todo este desastre—dije señalando todo el desorden.

Kan bostezo estirándose y sacudiendo las alas soltando unas plumas por el lugar.

Vi a Keigo aún adormilado y despeinado, se veía que también quería estirarse.

No sé contuvo mucho ya que aleteo estirándose y causando aún más desorden.

Aburrida de las rafagas de viento salí de la habitación y fui a preparar el desayuno.

Dos horas después Keigo y Kan bajaron ya cambiados, aseados y listos para desayunar.

—¿por qué todavía no lo haz peinado?—le pregunté a Keigo.

Kan tenía el cabello totalmente desordenado y de seguro con muchos nudos. Keigo tampoco tenía el cabello muy ordenado.

—lo intente. No es posible arreglarle esa cosa—dijo Keigo tomando un sorbo de su jugo de naranja.

Rodé los ojos y fui por los materiales necesarios para arreglarle el cabello a mi hijo.

Terminamos de desayunar tranquilamente y senté a Kan en la sala para peinar su cabello.

—peina a papá también—pidio Kan.

Acepte y los acomode a ambos.

Después de mojar muy bien sus cabellos me puse a desenredar cada nudo con mucha calma para no lastimarlos.

—papá se ve como una niña—logro decir Kan con una sonora carcajada.

No pude evitar reírme también mientras terminaba de cepillar el cabello de Keigo. Lo había dividido en secciones para facilitarme la tarea.

—deja de reír y quédate quieto Zikan o harás un desastre—lo regañe un poco mientras aplicaba la crema para peinar y definía sus rizos.

Deje que Zikan se secara el pelo con la secadora e hice lo mismo con Keigo y sus rizos rebeldes.

—no te muevas, pareces un niño—lo regañe. Keigo no dejaba de moverse y no me dejaba peinar su cabello.

—odio esa crema—hizo un mueca y por fin pude embarrar la crema en su cabello.

Sonreí mientras definía ese rebelde cabello.

—termine—informo Zikan agitando su cabello.

—ve por tu lonchera Kan.

Kan salió corriendo y tome la secadora.

Keigo apoyo la cabeza en mi regazo. Se veía tan pacífico e inocente.

Termine de secar su cabello y nos dirigimos a la puerta cuando Kan egreso con sus cosas.

—diviértete mucho mi amor—bese su mejilla—recuerda que hoy iré a recogerte.

—sí mami—Kan me dió un besito y se subió en el auto.

—cuidate—se despidió Keigo, se subió al auto y se perdieron en la esquina.

Tome mis cosas, subí en mi coche y me fui directo a la agencia.

—Buenos días Gaoth—me gire ante el saludo de Marco y le devolví el saludo—el señor Endeavor nos espera en la sala de reuniones.
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Después de una larga reunión era hora y seguir con el trabajo.

—deberíamos ir a almorzar por la tarde, solo nosotros—dijo Marco.

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🌺 SAYONARA 🌺

🌺Me llevas al cielo🌺HAWKSXTI ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora