"-Rengoku san... N-No te acuestes con otra mujer..."
Se cruzó de brazos una vez hubo arreglado su haori color azul oscuro sobre su yukata color gris. Había optado por vestir ropa común esperando poder escabullirse entre las personas aquella noche. Sin embargo las palabras de Kanroji no hacían más que repetirse en su cabeza, eso junto al beso que habían compartido hace unas horas.
Aclaró su garganta al recordar el movimiento torpe de la chica sobre sus labios, luego de haber provocado sorpresa, provoco otras cosas que no deseaba analizar.
-¡Oye! – Dijo en voz alta el hombre a su lado mirándolo de reojo cuando caminaban por el abarrotado lugar – Mantente alerta – ordenó haciéndolo asentir cuando salía de aquellos pensamientos.
Lo importante ahora era llevar a cabo su misión.
"Y no hacer que me odie"
Frunció el ceño al rondar por su cabeza el leve temor de que la pelirosa lo detestara por sobrepasarse aquella noche. No estaba de acuerdo con la idea de aquel hombre pero todo tendría que ser a beneficio de la información obtenida ¿no es así? No debería importar si...
"-Fue tu juramento..."
Volvió a recordar sus palabras por lo que presionó sus puños deseando mantener la calma.
-Escucha – murmuró el hombre a su lado – por la noche y con la poca luminosidad es fácil no ser identificado tan fácilmente – murmuró – en algún punto deberé separarme de ti para que no nos relacionen.
Rengoku asintió sabiendo que en aquella ocasión el hombre no andaba su vestimenta normal y ahora se mostraba como cualquier civil.
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Sabía que aquel trabajo resultaría un poco más difícil de lo que había supuesto desde un principio, cuando el joven de cabellos dorados se sorprendía por verlo entrar primero a un establecimiento de luces bajas y cortinas rojas.
Reconoció rápidamente el olor característico del lugar que podría hacerle justificar su estadía en aquel sitio siendo seguido por Rengoku quien entro captando la atención de la mujer mayor que parecía atender ese lugar.
-¿Qué puedo ofrecerles caballeros?
Se alejó un poco mirando las pequeñas artesanías sobre una mesa tratando de darle espacio a Rengoku, sorprendiéndose que en cuestión de minutos la mujer reía encantada mientras este sonreía con galantería.
Talvez lo había subestimado demasiado en cuanto a esa clase de misión, no actuaba nervioso, talvez solo fingía ser ingenuo por alguna clase de reputación.
Esperó pacientemente su turno hasta que la mujer ya de mejor humor se volvía a él.
Pidió rápidamente una cantidad de opio haciéndola asentir y retirarse del recibidor
-¿Opio? – susurró el chico muy cerca de él.
-Si me reconocieran – explicó mirando el estante distraído –es más creíble que solo sea para conseguir sustancias de ese tipo.
-¿Usaste eso con Kanroji? – escuchó un tono severo que lo hizo sonreír pensando que sería divertido afirmarlo pero esta vez decidió ser sincero.
-No fue así, no suelo utilizarlo en mis pacientes por el efecto adictivo en ellos.
Rengoku pareció aliviado y permaneció en silencio hasta que escucharon ruidos de golpes por lo que ambos se acercaron a una de las cortinas al fondo de aquella habitación encontrándose con una mujer semidesnuda tratando de sostener su kimono para no dejar descubierto sus pechos.
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Desde ahora y hasta el final
Fanfic(RengokuxKanroji) Si delegara responsabilidades... la mitad de la culpa sería de Mitsuri Kanroji por desobedecerlo y arruinar la misión mientras que la otra mitad sería enteramente suya al obligarla a casarse con él para poder salvarla