Dormir en un lugar tan incómodo había sido molesto pero encontrarse al chico de cabellos rubios temprano por la mañana mirándolo con seguridad bien podría haber valido la pena. Parecía que había conseguido la información necesaria.
Apenas había amanecido pero se sorprendió cuando Rengoku se giraba y levantaba su mano como si se despidiera de alguien. Siguió su mirada y notó a la mujer de cabellos oscuros en el balcón haciendo el mismo gesto.
No pudo evitar juzgarlo, era un hombre después de todo y de seguro disfruto su noche anterior.
Si no estuviera tan adolorido podría fastidiarlo un poco pero se limitó a preguntar sobre la información
Se sorprendió escuchar cada detalle.
-Hacerlo salir de su escondite requerirá una carnada – se cruzó de brazos – Kanroji bien puede serlo.
-No está en condiciones de luchar – le miró de reojo rápidamente.
-Es eso o ya la has profanado.
-No eh hecho algo así – respondió.
-Claro – sonrió con ironía – por lo menos ya no pensaras tanto en ella habiendo pasado una noche tranquila.
Supo que el chico estaba molesto por la rigidez con la que caminaba, aun le parecía divertido recalcar aquello. Le notó parpadear constantemente durante el camino de regreso como si deseara enfocar correctamente suponiendo que no había dormido toda la noche.
Tras unas horas por un momento pensó que el chico se desmayaría pero ambos escucharon voces a unos metros que provenían del templo.
Miró como Rengoku pareció despertar de su somnolencia al reconocer la voz de Kanroji apresurándose al lugar.
-¡Señorita Kanroji! – Escuchó la voz de uno de los jóvenes monjes quien al lado de otro par trataban de detener a la mujer que ahora caminaba sosteniendo unos maderos – No deberías esforzarte.
-Estoy aburrida – escuchó a la chica quien hacia pucheros girándose y encontrándose con ambos – Rengoku san... - murmuró dirigiéndose a él.
Intentó decir algo sarcástico al saber que la mujer solo tuvo ojos para el rubio pero notó como este camino a ella rápidamente hasta rodearla en un abrazo.
La muestra de afecto había tomado a todos por sorpresa mientras que el nerviosismo y rubor de la chica solo lo hicieron más gracioso pero notó como el cuerpo de Rengoku se volvía menos rígido.
-¡Rengoku san! – llamó la pelirosa con preocupación sosteniéndolo.
Era una mujer fuerte pero se sorprendía que aun con sus heridas pudiese estar de pie como si nada.
-Ayúdenme a llevarlo a dentro – exclamó mirando a los otros hombres – y tu- se volvió a ella – deja de esforzarte tanto.
-Me siento mejor – explicó sin dejar de mirar al rubio - ¿él está bien?
-No durmió anoche supongo, paso toda la velada con una prostituta – murmuró como una broma pero de pronto sintió culpabilidad al ver la palidez y tristeza en el rostro de la mujer.- Consiguió la información que necesitaban – recalcó.
Después de eso la notó callada incluso cuando entro a la habitación y acostaron al chico sobre el futon.
-Sabes las razones por las que lo hizo ¿no es así?- intentó cambiar un poco la expresión patética de la mujer.
-S-Si... - respondió.
-¿Cómo están tus puntos?- intentó desviar su atención - ¿te duele algo?
-Un poco – respondió con una expresión de sorpresa – Solo deseaba ser útil...
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Desde ahora y hasta el final
Fanfic(RengokuxKanroji) Si delegara responsabilidades... la mitad de la culpa sería de Mitsuri Kanroji por desobedecerlo y arruinar la misión mientras que la otra mitad sería enteramente suya al obligarla a casarse con él para poder salvarla