Capitulo dos

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Me encuentro en la biblioteca de la universidad. agotada es la palabra que definiría como me siento hoy, tras cuatro tortuosas horas de clase he salido y quise venir a la biblioteca para intentar terminar unos ejercicios que el profesor mando, no son muy difíciles el problema es los extensos que son, llevo como una hora aquí sentada y aún faltan cuatro por hacer se creen que somos robots o piensan que la única asignatura es la de ellos de manera individual, ¿Cuándo tenemos tiempo para relajarnos? Siendo estudiante,nunca ni en las mismísimas vacaciones porque si te queda alguna ya arrastras con eso durante estas y si no a la vuelta tienes los exámenes de recuperación y viceversa.

Me apetece salir a comer esta noche con Charlotte, la muy mala desde que estuvo con Matt en la fiesta no se separó de el de eso hace ya como cuatro días, por casa solo viene a dormir, cambiarse de ropa y coger los libros, ahora parece que vivo sola. De vez en cuando para que engañarnos me he acordado de aquel moreno Ivar es su nombre. me puso algo feliz cuando Char me comento que él había preguntado por mi varias veces.

No se ha dado la ocasión de coincidir puesto que no tenemos el mismo circulo social, a Matt solo lo veo cuando acompaña a mi querida amiga para coger sus cosas y volver a llevársela, cualquiera diría que se conocen desde hace mucho van a una velocidad un tanto rápida para mi gusto.

Ya casi he terminado los ejercicios me falta uno que decido dejarlo para mañana, por hoy es suficiente. Me pongo a recoger mis cosas lo meto todo en el bolso y me encamino hacia la salida, barajo la posibilidad de ir hasta la cafetería y comprar un batido de chocolate con un croissant, solo de pensar en comerlo se me cae la baba de manera literal, menuda gorda estoy hecha a este paso voy a coger unos kilos de más.

Observo la gente a mi alrededor, caminan con prisas mirando los teléfonos. Miro atentamente a unos que por ir tan despistados se chocan cayéndole la bebida a uno de ellos en la ropa. Me rio por la imagen que hay frente a mí, pero tras recibir una mirada de furia, dejo de reír de manera inmediata. tremenda ostia se dio eso les pasa por no mirar su entorno y utilizar el teléfono mientras caminan. Tras una larga caminata llego a la cafetería de Mary. Entro y el olor a chocolate se introducen por mis fosas nasales, cierro los ojos del placer que siento por dicho olor.

— Leah cariño cuanto tiempo sin verte ¿Cómo estás?,— la que me saluda es Mary, dueña del local me conoce porque el primer año de clase venía aquí todos los días, siempre pedía un chocolate junto a un croissant, me sentaba en una mesa cerca de la ventana a leer o simplemente ver la gente pasar. Alguna que otra vez ella se sentaba conmigo a conversar y desde ahí nos llevamos muy bien, es una mujer de mediana edad su pelo es muy blanco, me fascina tiene rasgos muy tiernos. Veo como sale detrás de la barra para acercase a mi y darme un fuerte abrazo, sin duda se lo devuelvo.

— Hola señora Mary, me alegro de verla.- le doy una sonrisa enorme, la echaba de menos.- Ando un poco liada por el inicio de las clases, pero bien y usted como esta.

— Deja de tratarme como si no me conocieras niña. Lo dice en tono gruñón pero se que bromea. —. Qué tal esta tu abuela querida, ¿te preparo lo de siempre?. Asiento con la cabeza.

— Madre dice que mejoro, nunca me quiere dar muchos detalles sé que es para no preocuparme, tampoco me deja ir a visitarla porque sería una distracción, sincerándome contigo Mary me molesta no poder ir a visitarla porque estoy algo triste y preocupada y no me queda más remedio que esperar casi dos meses hasta que consiga ir a verla.

— Seguro que esta mejor de no ser así tu madre te lo diría y podrías ir a visitarla. Tranquila y no te preocupes.— le doy una sonrisa calida. Mientras prepara el chocolate hablamos de cosas triviales y nos ponemos un poco al día.

—Cielo te lo pongo para llevar o prefieres tomarlo aquí.—

Tras pensarlo durante unos segundos me decido por llevármelo de camino, le digo que estoy algo cansada. Me despido de ella con un abrazo y prometo venir más a menudo.

efecto mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora